viernes, 9 de octubre de 2015

Las 5 vitaminas A, B, C, D y E para animar a parroquianos apáticos.Sin ellas no se puede crecer



1. Vitamina A de “Alabanza y Adoración” Tanto la persona como la parroquia requieren oración, alabanza, adoración, liturgia… “Nuestras comunidades han de permitir que en la oración se sienta, que se experimente, a Dios. Que nuestra oración colectiva, sea con gregoriano o con guitarra eléctrica, muestre al visitante que se percibe la presencia de Dios”. 

 2. Vitamina B de “Buena comunidad” Para evangelizar y para crecer espiritualmente, el individualismo es malo, y la comunidad es buena, incluso imprescindible. “En Francia somos muy individualistas y eso es malo para crear comunidad cristiana”, advierte Marc de Leyritz. “Hay estudios que señalan que las comunidades religiosas que crecen son aquellas que generan amistades: eso es clave. Estas comunidades han de estar abiertas a la amistad con recién llegados. Conozco docenas de personas que dicen: ‘hace 10 años que estoy en esta parroquia y nunca nadie me ha saludado’. ¿Sólo en Francia pasa eso?” 

 3. Vitamina C de “Carismas, cercanía y caridad” Dios ha repartido sus dones y carismas, sus talentos, para que cada cristiano los ponga al servicio de los demás. Eso incluye servir desde la caridad y la cercanía, como Cristo que era cercano y caritativo, y que aún hoy “nos busca en un encuentro y un trato personal”. Este servicio necesita detectar en nosotros los dones espirituales: “los describe Pablo en 1 Corintios y en Romanos capítulo 12 y cada uno tenemos uno o varios para ayudar a construir el Cuerpo de Cristo. El problema es que en muchas comunidades desconocen qué dones tienen sus integrantes. Los líderes y los sacerdotes deberían ayudar a discernir esos dones y ponerlos a trabajar”.

 4. Vitamina D de “Discipulado” Jesús ordenó: “Id y haced discípulos”. Hacer discípulos es discipular, formar cristianos maduros. “Si los parroquianos no cambian y maduran en su fe con los años, no hay discípulos, no hay crecimiento en la vida cristiana”, denunció Marc de Leyritz. Cada parroquia o grupo debería plantearse si está haciendo discípulos, como pide Cristo, o meramente ofrece servicios y atiende a “consumidores de productos religiosos”. 

 5. Vitamina E de “Evangelización” Como dejó ya claro Pablo VI en Evangelium Nuntiandii, “la Iglesia existe para evangelizar”. Evangelizar no es una cosa más que hacen algunos, sino la razón de ser de la Iglesia, y todo en ella, y en cada comunidad, parroquia, grupo, debe supeditarse a evangelizar. Lo que dificulte la evangelización debe retirarse. Los evangelizadores han de contagiar la salvación en Cristo.

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