viernes, 16 de febrero de 2018

Cuaresma. Domingo I-Ciclo B



PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro del Génesis 9, 8-15

Dios dijo a Noé y a sus hijos:
—«Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».
Y Dios añadió:
«Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9 (R.: cf 10)

R. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas.
Acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 18-22

Queridos hermanos:
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos —ocho personas— se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruz
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:
—«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».
Palabra del Señor.

martes, 13 de febrero de 2018

CUARESMA: TIEMPO DE GRACIA Y SALVACIÓN



Estimados Hermanos: Paz y Bien.

De nuevo comenzamos el Tiempo de Cuaresma.Un tiempo en que la Iglesia, como madre y maestra, nos invita a la Conversión del Corazón.
Un tiempo de Gracia y Salvación para todos nosotros que nos vemos privados muchas veces del amor del Señor, por nuestro pecado de avaricia, codicia, orgullo, egoísmo y autosuficiencia, .de todo esto nos impide amar como Dios nos ama.
Un tiempo en que se nos invita a volver nuestra mirada hacia el Señor, de donde nos viene el auxilio, la fuerza y el consuelo.
La Cuaresma es un tiempo que nos lleva a la gran Fiesta de la Pascua.
Fiesta de alegría y gozo en que la Iglesia proclama a los cuatro vientos la Victoria del Mal y del Pecado. Que el mal y la muerte no tienen la última palabra, porque Cristo ha Resucitado. Ha salido victorioso del Sepulcro.
En este tiempo de Cuaresma la Iglesia nos convoca para que intensifiquemos la Oración, vivamos con más austeridad, proponiéndonos el Ayuno e invitándonos a practicar la Limosna para compartir con los más necesitados. 
Es verdad que la sociedad que nos toca vivir no nos acompaña mucho a poder vivir este tiempo como tiempo de Gracia, es decir, como tiempo de ir desprendiéndonos de tantas cosas que nos impiden ver al otro como hermano y que este hermano necesita de mí y yo necesito de él.
Tiempo que me ayuda a mirar en mi interior y descubrir que el mal habita en mí y necesito llenarme de Dios y pedirle que me dé su Espíritu para que me llene de su presencia y me conceda las fuerzas necesarias para seguir el camino de su Hijo Jesús.
En la vida de cada día, con las prisas, el trabajo, las preocupaciones, las tareas cotidianas de la casa, los hijos….nos olvidamos a menudo de que Dios nos ama y nos ha mandado a su Hijo para darnos vida en abundancia; necesitamos pararnos y rezar,  para poder llenarnos del amor de Dios que se nos da en la Oración.
La intimidad con Nuestro Padre Dios nos tiene que ayudar a poder vivir con la Fuerza y la Esperanza de que Dios no abandona nunca a sus hijos, sino que siempre nos tiende la mano, nos perdona, nos acoge y nos ama.
Hay tres frases que en este tiempo se van a ir repitiendo a lo largo de esta cuaresma que nos pueden ayudar para nuestra oración personal que son:

“Buscad al Señor y revivirá vuestro corazón” Sal. 68

“Por mi vida dice el Señor, no quiero la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y viva” ( Ez . 33, 11)

“Y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne”. (Ez. 36, 26-27)

Que el Señor nos ayude a vivir esta Cuaresma con intensidad y nos de fuerzas para prepararnos bien para celebrar La PASCUA.

Feliz Cuaresma a todos.

Un abrazo y que el Señor os bendiga y os guarde.                                                                                     
                                                                                               Fr. J. Jordi Escrivá, ofm.
                                                                                                      Vuestro Párroco

sábado, 10 de febrero de 2018

Tiempo Ordinario: 6º Domingo Ciclo B

 Segundo Domingo de San José: Contemplemos: 

El dolor al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.

PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro del Levítico 13, 1-2. 44-46

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
—«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.
El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!". Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 31, 1-2. 5. 11 (R.: cf. 7)

R. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R. 

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R. 

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31—11, 1

Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.
No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven.
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
—«Si quieres, puedes limpiarme».
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
—«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés».
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.

jueves, 1 de febrero de 2018

Dos de Febrero Presentación del Señor: Fiesta de las Candelas




Primera lectura

Lectura del libro de Malaquías (3,1-4):


Así dice el Señor: «Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.»


Palabra de Dios

Salmo

Sal 23


R/. El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.



¡Portones!, alzad los dinteles, 
que se alcen las antiguas compuertas: 
va a entrar el Rey de la gloria. R/.



¿Quién es ese Rey de la gloria? 
El Señor, héroe valeroso; 
el Señor, héroe de la guerra. R/.



¡Portones!, alzad los dinteles, 
que se alcen las antiguas compuertas: 
va a entrar el Rey de la gloria. R/.



¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (2,14-18):


Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella.


Palabra de Dios

   Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-40):


Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. 
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. 
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. 



Palabra del Señor