Tiempo de Adviento: Preparar la venida del
El Señor no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado
solos.
El Adviento es un tiempo en el que la Iglesia llama a sus hijos a
vigilar, a estar despiertos para recibir a Cristo que pasa, a Cristo que viene.
Editorial sobre este tiempo del año litúrgico. Al decir adventus, los cristianos afirmaban, sencillamente,
que Dios está aquí: el Señor no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado
solos. Aunque no podamos verlo o tocarlo, como sucede con las realidades
sensibles, Él está aquí y viene a visitarnos de muchos modos: en la lectura de
la Sagrada Escritura; en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía; en el
año litúrgico; en la vida de los santos; en tantos episodios, más o menos
prosaicos, de la vida cotidiana; en la belleza de la creación... Dios nos ama,
conoce nuestro nombre, todo lo nuestro le interesa y está siempre presente
junto a nosotros.
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (33,14-16):
Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor-nuestra-Justicia.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 24
R/. A ti, Señor, levanto mi alma
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres
mi Dios y Salvador. R/.
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da conocer su alianza. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,12–4,2)
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente; para que, cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro padre. Para terminar, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: habéis aprendido de nosotros como proceder para agradar a Dios: pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.»
Palabra del Señor
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