sábado, 29 de enero de 2022

IV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C (30 de enero de 2022)

 


Lecturas IV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C, 30 de enero de 2022



Jesús, como Elías y Eliseo, no solo es enviado a los judíos.

 PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 1, 4-5. 17-19




En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor:

«Antes de formarte en el vientre, te escogí;
antes de que salieras del seno materno, te consagré:

te nombré profeta de los gentiles.

Tú cíñete los lomos,
ponte en pie y diles lo que yo te mando.

No les tengas miedo,
que si no, yo te meteré miedo de ellos.

Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte,
en columna de hierro, en muralla de bronce,
frente a todo el país:

frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y la gente del campo.

Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte».
Oráculo del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 

R. Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31-13, 13.



Hermanos:

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.

Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.

Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.

El amor no pasa nunca.

¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.

Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.

Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.

Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.

En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Lucas 4, 21-30





En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga:

—«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír».

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Y decían:

—«¿No es éste el hijo de José?».

Y Jesús les dijo:

—«Sin duda me recitaréis aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».

Y añadió:

—«Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio».

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

1.– JESUS DEFRAUDA A SUS PAISANOS. A todos nos gusta tener un personaje famoso en nuestro pueblo. Y esa idea se habían forjados los paisanos de Nazaret sobre Jesús. Habían oído que había hecho cosas maravillosas en otros lugares y esperaban que, en su pueblo, haría las mismas y aún mayores. Este profeta iba a engrandecer Nazaret, a hacerlo famoso, de modo que vendrían a visitarlo de todas partes. Por fin había llegado el momento en que Nazaret iba a dejar de ser un pueblo insignificante “del cual no podía salir nada bueno”. (Jn. 1,46). Pero estos sueños pronto van a desvanecerse porque está haciendo cosas que no les gusta. Ya el Domingo anterior habíamos visto el disgusto de sus paisanos al no citar completo el texto de Is. 61,1-2. Había suprimido   el “día de ira y de venganza”.  Pero este malestar fue creciendo a medida que iba hablando. Ahora cita a personas que no pertenecen al territorio de Israel. Nombra a Naamán el Sirio y a una viuda de Sarepta. Este nuevo profeta tiene la osadía de decir que Yahvé ya no es sólo del pueblo de Israel sino también de otros pueblos. Esto es intolerable. Por eso, se ponen furiosos y lo llevan hasta un precipicio con intención de despeñarle. Y es que aquel que no es de los nuestros, que no opina como nosotros, hay que echarlo fuera. ¿No nos está pasando a nosotros lo mismo? ¡Qué malas consecuencias traen los nacionalismos exagerados!  Y esto en el mundo político y en el religioso. Frente a esta manera tan estrecha de ver la vida y la religión, el profeta Jesús trae un programa maravilloso: Dios es el Padre de todos y hace salir el sol sobre buenos y malos. Y este Padre tiene una casa grande, muy grande, donde caben todos.

2.– JESÚS DEFRAUDA TAMBIEN A SUS DISCÍPULOS. Los discípulos siguieron a Jesús, incluso con alegría y entusiasmo; pero llevaban muy metida en sus cabezas la idea de un mesianismo político y triunfalista. Estaban felices con un Jesús que curaba enfermos, multiplicaba los panes en el desierto y hasta resucitaba muertos. Este era el Mesías “poderoso” que ellos necesitaban para derrocar a los romanos y levantar la choza de David. Pero todo ese prestigio se les viene abajo cuando les habla de un Mesías que tiene que padecer e ir a la Muerte. San Pedro lo aparta para hablarle a solas y decirle que eso de sufrir y morir ¡ni hablar!  El Mesías no puede terminar de esa manera. Jesús reacciona y le llama “Satanás”. Tampoco lo entendieron los “hijos del Zebedeo” que mientras Jesús iba camino de Jerusalén, ellos están hablando de “los primeros puestos”.  Es muy significativa esa frase corta y tajante del evangelio de Marcos: “Y todos los discípulos le abandonaron y huyeron” (Mc. 14,50). Sabemos que, en este evangelio, los discípulos no dejan a Jesús ni a sol ni a sombra. “Siempre están con Jesús”.

3.– HAY ALGUIEN A QUIIEN JESÚS NUNCA DECEPCIONA.  A DIOS, SU PADRE. Nada destaca tanto el pincel de los evangelistas como el encendido y apasionado amor de Cristo al Padre. El Padre es su ilusión, su obsesión, su locura, la razón última y suprema de su vida. Donde está el Padre, allí se siente fuertemente arrastrado. En la alegría y en el dolor; en las horas de oración o de trabajo; en el ajetreo del día o en el silencio de la noche, su único placer es el Padre. «Había en Jesús algo íntimo, un «sancta sanctorum”, al que no tenía acceso ni su misma madre, sino únicamente su Padre. En su alma humana había un lugar, precisamente el más profundo, completamente vacío de todo lo humano, libre de cualquier apego terreno, absolutamente virgen y consagrado del todo a Dios. El Padre era su mundo, su realidad, su existencia, y con él llevaba en común la más fecunda de las vidas» (K. Adán).  La norma del obrar de Jesús es ésta: “Yo hago siempre lo que al Padre le agrada” (Jn. 8,29) Jesús entra en este mundo diciendo un sí rotundo y sonoro a Dios. Este sí lo va a continuar a lo largo de toda su vida. Al final de su existencia inclinará la cabeza para pronunciar, por medio de este gesto, su último sí: «E inclinando la cabeza entregó su espíritu» (Jn 19, 30).

PREGUNTAS


1.- Como sacerdote, religioso(a), laico, ¿me siento defraudado por Jesús?  ¿Ha colmado todas mis aspiraciones?  En caso negativo, ¿a qué se debe?  ¿A mi tibieza?  ¿A mis expectativas mundanas?  ¿A mi falta de fe?

2.- ¿Le creo a Jesús capaz de hacerme plenamente feliz? ¿Qué medios voy a usar para lograrlo?

3.- Como Teresa de Jesús, ¿Me encantaría contentarme con solo contentar a Dios?

sábado, 22 de enero de 2022

III Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C - (23 de enero de 2022)

 


Lecturas III Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C, 23 de enero de 2022


Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír


 PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10





En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.

Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo —pues se hallaba en un puesto elevado— y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió:

—«Amén, amén».

Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.

Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero:

—«Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis».

Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron:

—«Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 15 

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 12-30




Hermanos:

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

El cuerpo tiene muchos miembros, no uno sólo.

Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¡cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.

Si todos fueran un mismo miembro, ¿Dónde estaría el cuerpo?

Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.

El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito». Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.

Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían.

Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros.

Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.

Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.

Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.

¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?

Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Lucas 1, 1-4; 4, 14-21





En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

“El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.

Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos la vista.

Para dar libertad a los oprimidos;
para anunciar el año de gracia del Señor.”

Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:

—«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír».

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

1.– En este sermón programático de Jesús en la sinagoga de Nazaret, es bueno lo que nos anuncia: AÑO DE GRACIA. En el texto de Is. 61.1 al que se refiere Jesús, aparece un Dios desplegando todas las posibilidades del hombre: capacidad de ver, capacidad de sanar, capacidad de liberar, capacidad de dar buenas noticias a los pobres. El Año de Gracia se refiere al Jubileo que los judíos celebraban cada cincuenta años y donde los pobres podían recuperar sus antiguas posesiones y, con ellas, el derecho a ser personas. Se perdonaban las deudas y los esclavos recuperaban su libertad (Lev. 25,10). Jesús, al elegir este texto como programa de su vida nos está indicando el deseo que tiene de que no vivamos esclavizados, de que los bienes de este mundo estén bien repartidos, de que cambie la situación de los pobres y oprimidos. La razón última es porque el Dios que nos revela Jesús es un Dios Padre de todos y quiere que todos sus hijos vivan felices. Mientras sigamos pensando que Dios me ama porque soy bueno, nadie nos convencerá de que debemos amar al que no lo es. Si llego a descubrir que Dios me ama sin merecerlo, y a pesar de lo que soy, y que no me tiene en cuenta mis pecados ya perdonados, tal vez podríamos entrar en la dinámica del amor que Jesús predicó, cuya misión consiste en ser «buena noticia» para todos. Qué bien describe y resume el libro de los Hechos (10,38) el paso de Jesús por este mundo: “pasó por la vida haciendo el bien” No dijo pasó sin hacer mal a nadie, sino “haciendo el bien a todos”. Y éste debe ser el programa de todo cristiano.

2.– En este sermón programático de Jesús en la sinagoga de Nazaret, es todavía mejor lo que deja por decir. El texto de Is. 61, 1-2 termina así: “Año de gracia y año de venganza de nuestro Dios”. Pero Jesús, intencionadamente, al leer año de gracia, hace un corte y entrega el libro al sacristán. Los oyentes que se saben el texto de memoria, protestan. Al final del capítulo aparece que lo querían despeñar (Lc. 4,29). Este corte es tan importante que nos va a dar la pauta para entender el Antiguo Testamento a partir de Jesús. Los paisanos no pueden aceptar un Dios que no hable de ira, de castigo, de venganza. ¿Adónde vamos con un Dios que sólo habla de amor, de gracia y de misericordia? Es la línea del recalcitrante Jonás que desea que Nínive quede destruida después de su predicación. Pero “los pensamientos de Dios no son como los nuestros” (Is. 55,8). En el A.T. hay dos líneas: una convergente y otra divergente. Todo lo que converge a Cristo y pasa por el Monte de la Bienaventuranzas, sea bien venido. Pero la línea divergente de odios, muertes, violencias, ley de talión, debe desaparecer. El A.T. debe ser “cristianizado”. Habéis oído que se dijo, pero Yo os digo.

3.– La importancia del “hoy” en San Lucas. Se repite a lo largo de todo el evangelio: «Hoy os ha nacido un Salvador» (2,11). Tras la curación de un hombre paralítico, símbolo de la humanidad aplastada, la gente proclama: «Hoy hemos visto cosas extraordinarias» (5,26). En el encuentro con el publicano Zaqueo, Jesús le dice: » Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (19,9). Finalmente, ya en la cruz, al compañero de suplicio que le pide compasión, Jesús le responde con una palabra esperanzadora y cargada de vida: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso» (23,43). La Palabra de Dios la debemos celebrar con el gozo que lo hicieron los judíos en el descubrimiento de la Ley después del exilio. “Se ponen de pie, aplauden, se llenan de gozo y preparan una buena comida” (1ª Lectura). La Palabra de Dios se hace presente HOY. Y hay que cumplirla, es decir, no hay que limitarse a escucharla, sino hay que llevarla al corazón y ponerla en práctica. Bellos los versos de Lope de Vega: “Cuantas veces mi ángel me decía: alma, asómate ahora a la ventana/ verás con cuanto amor llamar porfía/ y cuantas, hermosura soberana/ mañana le abriremos, respondía/ para lo mismo responder mañana/. La Palabra de Dios hay que cumplirla HOY Y NO MAÑANA.


PREGUNTAS

1.- ¿Es Jesús para mí una buena noticia? ¿Por qué?

2.- ¿Creo que yo soy una buena noticia para los demás? Piensa en datos concretos: ¿Cuándo? ¿Cómo?

3.- ¿Qué idea de Dios domina en mí? ¿La de un Dios Padre que me ama, me perdona y no tiene en cuenta mi vida anterior? ¿O la de un Dios a quien temo que me mande al infierno?

sábado, 15 de enero de 2022

II Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C - 16 de enero de 2022


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Lecturas II Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C, 16 de enero de 2022


                                                    Haced lo que Él os diga

 PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 62, 1-5




Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;

a ti te llamarán «Mi favorita»,
y a tu tierra «Desposada»,

porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a 

R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 4-11




Hermanos:

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu.

Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y los malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.

El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11



En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.

Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:

—«No les queda vino».

Jesús le contestó:

—«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».

Su madre dijo a los sirvientes:

—«Haced lo que él diga».

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dijo:

—«Llenad las tinajas de agua».

Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les mandó:

—«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».

Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:

—«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».

Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra del Señor.




 REFLEXIÓN

1.- EL PRIMER SIGNO DE JESÚS: LA CELEBRACIÓN DE UNAS BODAS. Sabemos que San Juan, a los milagros de Jesús, les llama “signos”. Son señales que nos apuntan hacia un mundo invisible pero maravilloso de Dios.  Para San Juan, más importante que el milagro de la conversión del agua en vino, es su profundo significado. En todas las culturas, la boda es una manifestación de gozo. El que el primer signo de Jesús sea una boda significa el gozo y la alegría de Dios al poder hacernos felices. Jesús es la alegría de la vida. Es imposible estar con Jesús y no estar en fiesta. Lo decía Él mismo en su evangelio: “¿Pueden acaso estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos?” (Mt. 9,15). Lo más opuesto a un cristiano es un cristiano triste. Y esto precisamente es el evangelio: “La experiencia gozosa que tuvieron aquellos primeros discípulos que se encontraron con Jesús, y más intensa todavía después de Pascua. Y, esto que les había sucedido a ellos ya no fueron capaces de encerrarlo bajo llave en su corazón. Sintieron la necesidad de comunicarlo.

2.– SEIS TINAJAS DE AGUA CONVERTIDAS EN VINO EXCELENTE Y SUPERABUNDANTE. Las seis tinajas de agua eran para “las purificaciones de los judíos”.  En ellas cabían 600 litros de agua. ¡Demasiada agua! Para el evangelista significa la cantidad de ritos, normas, leyes, tradiciones judías. Una religión ya vieja y separada de la vida. En el contexto de boda, significaba que el matrimonio quedaba atado y bien atado. Pero ¿atado a qué? ¿A ritos y ceremonias? Por ese camino no se va a ninguna parte. De hecho, en tiempos de Jesús, el divorcio estaba a la orden del día, pero sólo lo podían solicitar los hombres y nunca las mujeres. ¿Qué hace Jesús?  Cambiar el agua en vino. Cambiar las normas por amor. Notemos que en esa boda estaba invitada la Virgen. Y cae en la cuenta de que “se está acabando el vino”.  Eso no sólo era algo bochornoso para los esposos, sino que significaba la caída de la fiesta. Por eso le dice a Jesús: “No tienen vino”.   Palabra de mujer. Sólo una mujer cae en la cuenta de los detalles. Y la petición es de una gran elegancia. No pide nada. Una persona que ama mucho, no necesita pedir nada a la persona que ama. Le basta con exponer, con presentar la petición. Él sabrá lo que tiene que hacer. Jesús le dice que “todavía no ha llegado la hora”.  Ella no presta demasiada atención a esas palabras y les dice a los sirvientes: Haced lo que Él os diga. María se fía plenamente de su Hijo. Si no ha llegado la hora, que la adelante. Pero, con esas palabras, nos va a decir en qué va a consistir la verdadera devoción mariana de todos los tiempos: llevarnos al evangelio donde se encuentran las palabras de Jesús. El milagro no se hizo esperar. Y Jesús regaló a aquellos esposos 600 litros de un vino excelente.  Nadie piensa que aquel vino era para beberlo en esa ocasión. Está hablando de un vino excelente y superabundante. Se trata de manifestar el amor derrochador de Dios.  La fiesta del amor tiene que continuar a través de los tiempos. Ya Isaías nos había hablado de un amor loco de Dios. Nos había hablado de un amor nupcial: “La alegría que tiene el esposo con su esposa la tendrá tu Dios contigo”. (1ª lectura).  Eso que en el A.T había sido una promesa, ahora se cumple con Jesús. 

3.– LA SEPTIMA TINAJA. Sabemos que el evangelio de Juan es simbólico. Las tinajas eran seis, número imperfecto. Y le va bien para hablar de la imperfección de la ley y de la religión judía. Pero el número que indica perfección es el siete. Por eso, de tantos milagros que ponen los evangelios sinópticos, Juan sólo elige siete. ¿Dónde está la séptima tinaja? La séptima tinaja es Jesús. De esta séptima tinaja se llenarán las otras seis. Él nos asegura un nuevo vino que no faltará nunca. “Yo estaré todos los días con vosotros hasta el fin del mundo”.  ¿Para qué esta presencia de Jesús hasta el fin del mundo? Para llenar de vino nuestras tinajas de agua. Para recordarnos que Dios es amor y que viviendo en este amor, podemos vivir siempre en fiesta.

PREGUNTAS

1.- ¿Estoy convencido de que Dios me ha creado para ser plenamente feliz?  ¿Por qué no lo soy?

 2.- ¿Estoy persuadido de que sólo el amor derrochador de Jesús me puede hacer feliz?  ¿Por qué no lo intento?

3.– Jesús ha venido a traernos la fiesta y la alegría de vivir.  ¿Crees que los cristianos estamos más alegres que los demás?  ¿Ponemos la esencia del evangelio en ser felices y hacer felices a otros?