jueves, 30 de septiembre de 2021

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 3 de Octubre de 2021.

 



Lecturas XXVII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

  


PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro del Génesis 2, 18-24




El Señor Dios se dijo:

—«No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude».

Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera.

Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.

Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne.

Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presento al hombre.

El hombre dijo:

—«¡Ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne!

Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre.

Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne».

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5. 6 

R. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida. 

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R. 

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R. 

Ésta es la bendición del hombre,
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R. 

Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R.  

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11




Hermanos:

Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte.

Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos.

Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación.

El santificador y los santificados proceden todos del mismo.

Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Marcos 10, 2-16                                

                                                                                                                                                                                                                                            "Dejad que los niños se acerquen a mí"             "Lo que Dios a unido, que no lo separe el                                                                                                                          hombre"
                                           



En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba:

—«¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?».

Él les replicó:

—«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:

—«Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio».

Jesús les dijo:

—«Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:

—«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:

—«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

1.– LA PREGUNTA DE LOS FARISEOS.

Los fariseos y los judíos en general daban por hecho que los varones tenían derecho a separarse de sus esposas. Se apoyaban en la misma ley de Moisés que decía:” «Si resulta que la mujer no halla gracia a los ojos del varón porque descubre en ella “algo vergonzoso”, le redactará un libelo de repudio, se lo pondrá en la mano y la despedirá de su casa» (Dt. 24,1). Por eso, aquí se trata no del hecho sino del modo de hacerlo. Así lo explicita Mateo:” ¿Puede un hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? (Mt. 19, 3). Y había dos escuelas de interpretación: Según Shamai (la más estricta) sólo se podía repudiar en caso de adulterio; según los seguidores de Hillel (de manga ancha) bastaba encontrar en la esposa «algo desagradable». Y ese “algo” era cualquier motivo.  Mientras los doctos varones discutían, las mujeres no podían ni alzar su voz para defender sus derechos. Y Jesús se indigna de esta manera tan machista de interpretar la ley. Mientras que el hombre es “sujeto de derechos”, la mujer es sólo “objeto de injusticias”.  

2.– LA INTELIGENTE Y DESCONCERTANTE RESPUESTA DE JESUS.

Que Jesús no está de acuerdo con ese planteamiento, lo descubrimos en el mismo evangelio de Marcos, escrito para gente venida del paganismo. “Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”.  Aquí ya “se equipara la mujer al varón”.  Pero Jesús va más lejos. Si el repudio está en la Ley, es por la «dureza de corazón» de los varones y su actitud machista, pero el proyecto original de Dios no fue un matrimonio patriarcal. Dios creó al varón y a la mujer para que fueran «una sola carne». Por eso, «lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón». Notemos que el libro del Génesis nos habla de la creación de Eva, después de someter a Adán a una experiencia terrible de soledad. Tanto es así que a Dios le dio lástima: “No es bueno que el hombre se sienta tan solo”. Voy a darle una compañera que le arranque de esa soledad existencial. Y lo hizo a través de un sueño profundo de Adán. Un Adán dormido no podrá nunca presumir de haber intervenido en nada en la creación de Eva. Ésta es “puro regalo de Dios para él”. Y así lo expresó en aquel grito entusiasta:  «Esto sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos” (Gn.2,23).  A ese Proyecto inicial, a ese idilio, a esa sorpresa permanente, a ese éxtasis divino, quiere reconducir el Señor el matrimonio, es decir, “al gozo del amor” (Amoris Laetitia).

3.- ¿QUÉ HACER HOY CON LOS QUE TODAVIA HOY TIENEN EL CORAZÓN ENDURECIDO?

Dios nos hizo libres. Tenemos la inmensa suerte de poder decir a Dios que “sí” y la terrible desgracia de decirle que “no”. Ese mismo Adán que se deshacía en elogios ante la presencia de su mujer, él mismo le acusa. Y allí, en el mismo Paraíso, comienzan ya los primeros conflictos matrimoniales. ¿Abandonará Dios definitivamente a la primera pareja?  Después de un diluvio de pecados, todavía aparecerá sobre la tierra, a manera de anillo nupcial, la maravilla del “Arco Iris” donde los colores se respetan mutuamente, se abrazan sin invadirse, y hacen posible esa maravilla. Y si algo falla por parte del hombre, Dios jamás va en contra de las obras que ha creado. Nunca quiere el fracaso definitivo.   “A veces nos cuesta mucho dar lugar en la pastoral al amor incondicional de Dios. Ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio” (AL 311).

PREGUNTAS

1.- ¿Estamos convencidos de que el “machismo” va contra el proyecto de Dios Creador?  ¿Qué hacemos por superarlo?

2.- ¿Estamos convencidos de que sólo la belleza del amor auténtico puede salvar el matrimonio?

3.- ¿Somos duros con los que tienen el corazón endurecido? ¿Qué podemos hacer para cambiar ese corazón de piedra en un corazón de carne, capaz de amar?

En nuestras manos está cambiar todo,  mejorar el mundo,  ser tolerantes, y tener respeto con todos nuestros semejantes.


miércoles, 22 de septiembre de 2021

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 26 de Septiembre de 2021

 


Lecturas XXVI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

 


 

PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro de los Números 11, 25-29








En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar enseguida.

Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.

Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:

—«Eldad y Medad están profetizando en el campamento».

Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:

—«Señor mío, Moisés, prohíbeselo».

Moisés le respondió:

—«¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 18, 8. 10.12-13. 14 

R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1-6





Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado.

Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.

¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!

El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos.

Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48





En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:

—«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros».

Jesús respondió:

—«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.

Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.

Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.

Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos la infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

Palabra del Señor. 


REFLEXIÓN

 1.– Primera lectura: Dios no quiere que el poder se concentre en una sola persona (Num. 11,25-29).  

En este bello texto hay una queja de Moisés a Dios: “Este pueblo es demasiado pesado para mí. No puedo cargar yo solo con él”. Y Yahvé le da la solución:” Reúneme setenta ancianos de Israel…tomaré parte del espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos para que lleven contigo la carga del pueblo”. Y, en cuanto se posó sobre ellos el espíritu se pusieron a profetizar. Notemos que el que tiene el poder es Moisés, el gran legislador de Israel, aquel “que hablaba con Dios cara a cara, como un amigo habla con su amigo” (Ex. 33,11).  Es voluntad de Dios que no sólo los malos legisladores, ni los mediocres, sino también los buenos, los elegidos directamente por Dios, repartan responsabilidades. El Papa debe compartir responsabilidades con los Obispos; éstos con los sacerdotes y éstos con sus fieles. La Iglesia de Jesús debe ser “circular” y no “piramidal”. Una imagen bonita de Iglesia es una mesa redonda donde Jesús está en medio como el Importante y los demás alrededor, participando de su pan y de su vino. El Papa Francisco habla de la descentralización de la Iglesia, de una Iglesia “Sinodal” que “juntos, hacen el mismo camino”.

2.– Segunda lectura: Dios no quiere que las riquezas se acumulen en unas solas manos.

El apóstol Santiago lanza terribles amenazas a los que se han enriquecido con el sudor de los obreros. “El jornal defraudado a los obreros está clamando contra vosotros”. Nos viene a decir que “las aguas estancadas se corrompen” y los “vestidos que no se comparten con los que están desnudos, se apolillan”. El plan de Dios es que los bienes de este mundo lleguen a todos. Es un escándalo que una persona, por el hecho de haber nacido en el primer mundo tenga de todo y otra, por haber nacido en el tercero, no tenga de nada. Parece que lo importante al nacer es acertar con el lugar. El hecho de nacer, de ser persona, de estar hecho a imagen y semejanza de Dios, no sirve para nada. La vida así concebida es una lotería y, como toda lotería, son pocos los agraciados. Yo que he vivido doce años en Bolivia, caigo en la cuenta de que el problema del hambre y de las necesidades más elementales, fácilmente se podrían solucionar “con lo que a nosotros nos sobra”.   Por eso, después de la multiplicación de los panes y de haberse saciado todos, Jesús, les dice: «recoged lo que ha sobrado y que nada se pierda” (Juan 6,12).

 3.– Evangelio: A Jesús no le gusta que algún grupo religioso se arrogue el monopolio de la fe.  

En la primera lectura, además de lo dicho, hay algo muy importante: Dos del grupo de los setenta no estaban con los demás cuando Moisés repartió el espíritu. Eran Eldad y Medad. A pesar de todo, también ellos profetizaron. Y Josué, hijo de Nun, pidió a Moisés que se lo prohibiera. Las palabras de Moisés son impresionantes: ¡Ojalá que todo el pueblo profetizara!  Encajan perfectamente con la actitud de Jesús. Desde el momento que Jesús nos ha enseñado a rezar diciendo PADRE NUESTRO, ¿Se puede decir de alguien que ése no es de los nuestros?  Los nuestros son todos los que son del Padre Dios “que hace salir el sol sobre buenos y malos”. (Mt. 5,45).  No se trata simplemente de tolerar lo malo que hay en los otros. Se trata de apreciar todo lo que hay de bueno en los demás. «La esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar”. Es esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser” (Escritor israelí Amos Oz.) Los fanáticos, los fundamentalistas, suelen ser agresivos.  Daba en el clavo también el físico Andréi Sajarov cuando decía que «la intolerancia es la angustia de no tener razón».

PREGUNTAS

1.- ¿Me creo una persona imprescindible?  Cuando llega el momento de mi jubilación, ¿Sé dar paso a otro?  ¿Lo hago con gusto o con resignación?

2.- ¿Estoy convencido de que el verbo compartir es esencial al cristianismo? ¿O me gustan más los verbos: retener, atesorar, acumular?

3.- ¿Estoy abierto a las personas que no piensan como yo?  ¿Me gusta complementarme con la verdad del otro?


jueves, 16 de septiembre de 2021

XXV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 19 de Septiembre de 2021

 




Lecturas XXV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

 


PRIMERA LECTURA 

Lectura de libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20






Se dijeron los impíos:

«Acechemos al justo, que nos resulta incómodo:
se opone a nuestras acciones,

nos echa en cara nuestros pecados,
nos reprende nuestra educación errada;

veamos si sus palabras son verdaderas,
comprobando el desenlace de su vida.

Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará
y lo librará del poder de sus enemigos;

lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura,
para comprobar su moderación
y apreciar su paciencia;

lo condenaremos a muerte ignominiosa,
pues dice que hay quien se ocupa de él».

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 53, 3-4. 5. 6 y 8 

R. El Señor sostiene mi vida.

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende mis palabras. R.

Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios. R.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 16—4, 3





Queridos hermanos:

Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.

La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante y sincera.

Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra.

No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30-37




En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:

—«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».

Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.

Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:

—«¿De qué discutíais por el camino?».

Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó llamó a los Doce y les dijo:

—«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».

Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

—«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

Palabra del Señor. 


REFLEXIÓN

 1.– Atravesaron Galilea, camino de Jerusalén.  Para los judíos del tiempo de Jesús, Galilea era la olvidada, la desconocida, la despreciada. Allí estaban los pobres, los humildes, los mezclados con otras culturas. “Galilea de los gentiles”.  En cambio, para Jesús fue Galilea el centro de su predicación del Reino. Aquella Galilea del lago, de los bellos atardeceres, de las aves del cielo que su Padre alimenta y de los lirios del campo que el mismo Padre viste de belleza, es también la Galilea que acepta con gusto la predicación de Jesús.  Él pasó por las casas y las cosas de los hombres y mujeres de Galilea camino de Jerusalén donde se iba a encontrar con la muerte.  Esto tuvo que ser muy duro para Jesús. También lo es para nosotros, que debemos pasar y sacrificar la Galilea de nuestros sueños e ilusiones; de nuestras vivencias y emociones, camino de Jerusalén donde nos vamos a encontrar con la muerte inexorable. Pero hay una salida: al tercer día resucitaré. La muerte y Resurrección de Jesús en Jerusalén nos ha abierto una puerta a la esperanza que ya nada ni nadie nos puede cerrar.

2.– Jesús se sentó y los llamó. Cuando Jesús “se sienta” es que quiere hablar como Maestro y dar solemnidad a lo que va a decir.  No tiene mucho sentido que, estando en una casa, los llamara.  El verbo griego «phoneo», indica una llamada especial. Tiene relación con la llamada de vocación. Y allí se dice que “los llamó para estar con Él y enviarlos a predicar”. (Mc. 3,14).  Cuando estos apóstoles, mientras Jesús va hacia la muerte, hablan por el camino sobre quién de ellos iba a ser más importante, están demostrando lo lejos que están de las ideas, de los sentimientos, y del Proyecto de Jesús. Por eso quiere acercarlos y darles la gran lección: “Quien quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos”. El que quiera seguir a Jesús ha de montarse en el carro de los perdedores.  Con todo, cometeríamos un grave error si entendiéramos el lenguaje de Jesús como un camino de infelicidad. Por el camino del egoísmo no podremos nunca realizarnos como personas. El ego nunca tiene bastante, es un ser vacío y sin fondo. Si no nos liberamos de él y nos dedicamos a los demás, nuestra vida será frustrante. Servir a los demás y dar la vida por ellos es la única manera de aprovechar la vida.  Jesús tiene razón.

3.– Y acercando un niño, lo puso en medio, lo abrazó y le dijo: el que acoge a un niño como este me acoge a mí.  En el evangelio de Marcos, el niño no aparece, como en Mateo, en clave moral: modelo de humildad, naturalidad, simplicidad. Aquí el niño aparece como un ser que no tiene derechos, que no tiene importancia, que no cuenta, que no es digno de atención, es decir, en situación de inferioridad. Teniendo en cuenta que este evangelista llama “niña” a la hija de Jairo que ya tiene doce años, podría tratarse del muchachito de los recados, el que está siempre a disposición de los mayores. Lo que realmente importa es que Jesús se identifica con él.  “Jesús se identifica con el irrelevante, el que no tiene prestigio, es débil e indefenso, necesita asistencia. La escena presentada por Marcos se parece a la del juicio final” ( Schanackenburg).

PREGUNTAS

1.- ¿Estoy apegado a la Galilea de esta vida? ¿Creo que con lo que estoy haciendo cada día me estoy preparando para el viaje definitivo?

2.- ¿Siento dentro de mí una llamada íntima, profunda a estar con Jesús? ¿Le creo a Jesús capaz de llenar mi vida? ¿De hacerme plenamente feliz?

3.- ¿De verdad me creo que los pobres, los que no cuentan, los débiles, son un verdadero camino hacia Dios?

viernes, 10 de septiembre de 2021

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 12 de Septiembre de 2021,

 

Lecturas XXIV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B


 


PRIMERA LECTURA 

Lectura del libro de Isaías 50, 5-9a






El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me aplastaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. 

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. 

Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. 

Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9 

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.O bien:

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco. R.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre el Señor,
«Señor, salva mi vida». R.

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó R.

Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14-18




¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?

Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos de alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no le dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve?

Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta.

Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe».

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27-35


(El que quiera seguirme… que cargue con su cruz)


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesárea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos:

—«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

—«Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

—«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Pedro le contestó:

—«Tú eres el Mesías».

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirlos:

—«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:

—«¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:

—«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará».

Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

Desde el momento en que Jesús se hace presente en su vida pública comienzan las preguntas sobre Jesús. ¿Quién es éste? ¿Qué es esto? ¿Qué pasa aquí?

Jesús es alguien que levanta preguntas. Su vida, su persona, su doctrina causan extrañeza y no deja a nadie indiferente. Por otra parte, a la pregunta de quién es Jesús, el mismo evangelista va a dar respuestas desde distintos personajes. Y aquí habrá de todo: respuesta falsa, respuesta insuficiente, respuesta auténtica.

1.– Respuesta falsa: El joven rico: Mc. 10,17-23. Se trata de un hombre bueno. No se ha enriquecido injustamente. No ha sido un corrupto. Incluso ha guardado los mandamientos desde su juventud. Tanto es así que “Jesús le mira con cariño”. Jesús se entusiasma, se encuentra con un hombre con posibilidades y se atreve a hacerle una invitación a seguirle: “una cosa te falta: vende lo que tienes, dalo a los pobres, luego ven y sígueme”. Ante estas palabras, frunció el ceño y se marchó triste porque poseía muchos bienes.  El que sigue a Jesús no necesita más que a Jesús. Él es su riqueza, su tesoro y la razón de su vida. Al joven aquel le faltó decisión. Se quedó con toda su fortuna, pero «se quedó triste». Comprendió que si hasta ahora el dinero le había hecho feliz, desde ahora ya no. Había perdido la gran oportunidad de su vida: seguir a Jesús. No se puede seguir a Jesús teniendo el corazón atado a la riqueza.

2.– Respuesta insuficiente. Pedro (Mc 8, 27-30). San Pedro toma la palabra y quiere hablar en nombre del grupo. Contesta enfáticamente: «Tú eres el Mesías» Aparentemente parece que Pedro ha dado en el clavo, ha dado la respuesta que quería Jesús. Pero sólo aparentemente porque, cuando Jesús le explica el tipo de Mesías que Él encarna, es decir, un Mesías que va a sufrir mucho y lo van a matar, Pedro lo toma aparte y le increpa para que no acepte ser un Mesías que debe padecer y morir. Y es entonces cuando Jesús va a decir a Pedro una de las frases más duras de todo el evangelio: «Apártate de mi vista, Satanás» Al pie de la letra significa: «Ponte detrás de mí». El camino lo marco yo y no tú.

3.– Respuesta auténtica:  El ciego de nacimiento (Mc 10, 46-52). Un ciego es alguien que no ha podido estudiar ni aprender. Alguien que está en la oscuridad y no puede caminar. Por eso «estaba sentado junto al camino» A éste, Jesús le va a abrir los ojos y le va a enseñar el verdadero camino. El camino de Jesús sólo lo puede recorrer aquel que es iluminado por Jesús. El seguimiento de Jesús en este ciego tiene unas características especiales:

“Arrojó el manto».  El manto es lo único que tiene. Aquello que lleva el pobre para protegerse del frío en las noches. Y, sin embargo, lo arroja. Se ha encontrado con Jesús y ya no necesita nada. Es lo contrario del joven rico.

Dio un salto». Esel salto de gozo, de júbilo, de entusiasmo, al encontrarse con Jesús. Es lo contrario de la vulgaridad y mediocridad de los discípulos que siguen a Jesús de mala gana, sin entusiasmo, sin alegría, sólo preocupados por los primeros puestos, por ser los importantes.

“Y siguió a Jesús por el camino». Y el camino conducía a Jerusalén donde Jesús iba a encontrarse con la Cruz y con la muerte. Un hombre que acaba de ser curado de la vista no tiene tiempo para ir a su casa y comunicarlo a los familiares y amigos. El que sigue a Jesús no quiere ver a nadie más que a Jesús y así acompañarle en el camino, un camino que ciertamente le lleva a la cruz y a la muerte, pero que no termina en la muerte sino en la Resurrección.

PREGUNTAS

1.– El joven rico se quedó “triste”. Jesús no le quitó nada, pero perdió la gran oportunidad de su vida. ¿Se puede ser feliz sin Jesús?

2.- ¿Soy un cristiano de buenas palabras? ¿Me escandalizo de la Cruz de Cristo?

3.- ¿Sigo a Jesús con desprendimiento, con alegría, con decisión de cumplir su voluntad?

viernes, 3 de septiembre de 2021

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 5 de Septiembre de 2021

 


Lecturas XXIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

 




 

PRIMERA LECTURA 

 Lectura del libro de Isaías 35, 4-7a







Decid cobardes de corazón:

«Sed fuertes, no temáis.

Mirad a vuestro Dios que trae el desquite,
viene en persona, resarcirá y os salvará». 

Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán,
saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará.

Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa;
el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10 

R. Alaba, alma mía, al Señor.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R. 

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R. 

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión de edad en edad. R.  

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 1-5








Hermanos míos:

No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.

Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso.

Veis al bien vestido y le decís: «Por favor, siéntate aquí en el puesto reservado». Al pobre, en cambio: «Estáte ahí de pie o siéntate en el suelo».

Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?

Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?

Palabra de Dios.  

EVANGELIO

cruz
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 31-37




En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.

Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:

—«Effetá», esto es «Ábrete».

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:

—«Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

Esta curación como la anterior, la de la hija de la mujer siro-fenicia, tienen lugar fuera del territorio de Israel. Y suceden después de aquellas largas y agobiantes disputas con los fariseos de cosas superficiales. Jesús sale de su territorio a respirar otros aires más sanos.  Y se encuentra con gente pagana que no tiene los prejuicios de los judíos. Ahí obra esos milagros.

1.– UN SORDOMUDO. Un sordo es una persona cerrada al mundo exterior. No le llegan noticias de lo que se vive por fuera en el mundo de la ciencia, el arte, la música o la religión. Está totalmente incomunicado. Si el hombre es diálogo, apertura, comunicación, este hombre vive en soledad.  Por otra parte, es mudo, es decir, no puede expresar su mundo interior: sus pensamientos, sus sentimientos, sus emociones. Es un hombre totalmente disminuido. Se podría decir de él: “Un hombre que no era hombre”. Jesús, al curarle, nos está diciendo que no está de acuerdo con esa situación. Por eso le cura y, al curarlo, lo inserta en la corriente de la vida. Es como decirle:  Ve, mira, contempla, escucha, dialoga, comunica, ¡sé persona! Sería un grave error el pensar que los milagros de Jesús sólo los hacía para aquella generación que convivió con Él durante su vida mortal. Los milagros de Jesús tienen un significado permanente para todos los que, a través de los siglos, escuchemos esos hechos. Hoy yo también puedo ser sordo cuando no escucho a Dios y a mis hermanos. Hoy yo también puedo ser mudo, cuando no me comunico con Dios ni con mis hermanos. Es verdad que estanos en la era de la comunicación. Todos, desde niños, ya llevamos un móvil en el bolsillo. Las noticias las podemos recibir en el instante que se producen. ¿Eso quiere decir que estemos ahora más comunicados? No. Estamos más informados, pero no más comunicados. Incluso podemos vivir por dentro una amarga soledad. Hoy, más que nunca, necesítanos ser curados, pues somos auténticos “sordomudos”.

2.– Los signos también hablan.  Hay unos cuantos en este evangelio. Veamos:

  1. Miró al cielo. Habla con su Padre en quien confía plenamente y dialoga con Él porque Jesús está asustado de la imagen que los “hombres de la institución religiosa” están dando de Dios. Dios es Padre y sólo desea el bien y la felicidad de sus hijos.
  2. Puso saliva. Según aquella mentalidad de entonces, la saliva era “concentración del aliento”, aliento que es vitalidad de la persona.
  3. Dio un gemido. Es la pena, la consternación de Jesús ante el hombre que sufre y no se puede realizar ni vivir en plenitud.
  4. Effetá: Es una orden severa para que se abran los oídos a la fe, y toda la persona al amor.

3.– Todo lo ha hecho bien. Recuerda el relato de la Creación (Gn. 1,31). Cristo, luchando contra el sufrimiento y el mal, eliminando todos los “deterioros del hombre” devuelve a la Creación el esplendor original. “El Creador todo lo hizo bueno. El Redentor restaura la bondad” (P. Alonso Schökel).  Esto nos obliga a mirar a las personas en lo bueno y positivo que tienen. Es verdad que todos tenemos nuestros “charcos” pero no nos quedemos en ellos, pues nos “encharcaremos”. Miremos lo bueno, lo positivo que Dios ha puesto en el corazón de cada uno. Hay dentro de nosotros playas inéditas, jardines sin explorar. “La expresión “hablaba correctamente” va más allá del hecho de que ese hombre pronunciase bien. Indica la renovación del cuerpo y del alma de la humanidad sin Dios”.

PREGUNTAS

1.- ¿Caigo en la cuenta de mi sordera interior al no escuchar a Dios y a mis hermanos? ¿Estoy dispuesto a que Jesús me cure?

2.- ¿Uso el lenguaje de los signos? ¿Tengo detalles con las personas con quienes convivo? ¿Me duele en carne viva el sufrimiento de las personas?

3.– No limitarme a no hacer el mal sino hacer siempre el bien, ¿No me parece un programa bonito? ¿Por qué no me apunto a él?