viernes, 23 de abril de 2021

IV Domingo de Pascua y Domingo del Día del Buen Pastor Ciclo B - 25 de abril de 2021

 




Lecturas IV Domingo de Pascua Ciclo B

 


"Unámonos hoy en oración en el Día del Buen Pastor,
 por los Pastores que guían nuestra Parroquia,
 que la Resurrección del Señor, les ayude
a avanzar en esta misión, 
y que juntos, seamos un único rebaño".


PRIMERA LECTURA     

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12







En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo:

—«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos».

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29

R. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

O bien:

R. Aleluya

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan: 3, 1-2

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios. 

 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18




En aquel tiempo, dijo Jesús:

—«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Palabra del Señor.

INTRODUCCIÓN

“En tiempo de Jesús, los pastores tenían mala fama. El oficio de pastor estaba en las listas de “oficios despreciados”. Porque tenían fama de tramposos y ladrones (J. Jeremías). El contraste es Jesús, que considera a las ovejas como algo tan suyo que por ellas se deja la vida. Es más, también siente como suyas las “otras ovejas” que llenan el ancho mundo” 

REFLEXIÓN

Tal vez la mejor explicación al evangelio de hoy sea el salmo 23: El Señor es mi Pastor. De él se ha dicho: “Es el ruiseñor de los salmos: pequeño y con un plumaje ordinario; que canta tímidamente en la sombra, pero su canto ha llenado el mundo entero con una preciosa melodía; más bella no se puede concebir. Bendito el día en que nació este salmo, pues ha calmado él solo, más dolor que toda la filosofía del mundo” (H.W. Becher). En realidad nos habla de Yavé bajo dos imágenes: Dios como Pastor y Dios como Anfitrión. Dos imágenes que recorren la experiencia del Pueblo. El Señor guía al pueblo por el desierto como un rebaño, dándole agua, comida y reposo.  (Vida nómada). Al llegar a la tierra prometida (vida sedentaria) le recibe como Anfitrión en su tierra.  Veamos la primera parte. Especiales sensaciones que despierta:

1.– NADA ME FALTA. Sensación de plenitud

Frente a nuestras constantes experiencias de que, en esta vida, todo se nos queda corto, nada nos llena, nada nos satisface, la experiencia del salmista es que Dios le llena del todo. Es lo que sentía Teresa de Jesús: SOLO DIOS BASTA. Y esta frase en Teresa no quiere decir que se pasa todo el día rezando y no le interesan ya las demás cosas. Su vida concreta lo desmiente.  Quiere decir: que cuando Dios no está en nuestra vida, todo suena a vacío; en cambio cuando está, todo se llena de sentido.

2.– EN VERDES TRADERAS ME HACE RECOSTAR. Sensación de bienestar.

Sabemos por experiencia que un campo de hierba verde relaja nuestra vista. Y nada más gratificante que descansar en la hierba después de una caminata en un día de bochorno. La tierra, la madre tierra, me acoge, me abraza, me acaricia. Y esa tierra maternal es Dios para el salmista. Entonces, ¿qué es orar? Descansar en Dios.  Y ¿dónde descansa mejor un niño? En los brazos de su mamá. Lo decía muy bien San Agustín: «Nos has hecho, Señor, para Ti y nuestro corazón va de tumbo en tumbo mientras no descansa en Ti”.

3.– AUNQUE PASE POR CAÑADAS OSCURAS NADA TEMO. Sensación de seguridad.

Hay en el rebaño un momento de inquietud. Las ovejas, al llegar la noche, les llega el miedo y el azoramiento.  Pierden el sentido de orientación y no saben dónde están. ¿Quién les quita el miedo? El golpe seco del cayado del Pastor. !Ahí está! Estamos en los domingos de Pascua.  ¿Quién será capaz de quitar nuestros miedos en esta situación de pandemia? ¿Y cuando tengamos que atravesar esa “cañada oscura de la muerte”?  Es el Buen Pastor que dando un golpe seco a la muerte, va delante de nosotros a prepararnos sitio.  Porque donde Él está, quiere que estemos también nosotros (Jn. 14,1-3). 

4.– PORQUE TÚ VAS CONMIGO.

         Es muy interesante este quiebro literario del salmista. Hasta ahora siempre ha hablado en tercera persona: en forma narrativa: Me conduce, me hace recostar… Y, de repente, pasa a la segunda persona en forma exclamativa: ¡Tú vas conmigo! Es una exclamación jubilosa. Ese Dios sobre el que ha ido reflexionando, ahora lo siente vivo, cercano, íntimo. Una cosa es hablar de Dios y otra sentirlo dentro, gustarlo, saborearlo, disfrutarlo. Hay que saber pasar de la tercera persona a la segunda.

PREGUNTAS

1.– Cuando hablo de Dios, ¿De qué Dios estoy hablando?  ¿Del Dios aprendido en libros o del Dios experimentado en la vida?  

2.– Creo en Cristo Resucitado. ¿Y todavía sigo teniendo miedo a la muerte?

3.- ¿Soy agua para tanta gente sedienta? ¿Soy seguridad para tanta gente insegura? ¿Soy alegría para tanta gente triste?  Y si no soy eso ¿qué soy?

domingo, 11 de abril de 2021

III Domingo de Pascua Ciclo B - 18 de abril de 2021

 


Lecturas III Domingo de Pascua Ciclo B

 

 

PRIMERA LECTURA    

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 13-15. 17-19

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:

—«El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.

Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.

Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.

Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 4, 2. 7. 9

R. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

O bien

R. Aleluya

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?». R.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5





Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.

Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.

Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.

Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.

Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35-48




En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:

—«Paz a vosotros».

Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.

Él les dijo:

—«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

—«¿Tenéis ahí algo de comer?».

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo:

—«Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse».

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:

—«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor. 


INTRODUCCIÓN

Estos domingos después de Pascua tienen una finalidad: meter en nuestra dura cabeza que es verdad que Cristo ha resucitado y está vivo. Qué tremendas dificultades tenemos para aceptar las buenas noticias. En cambio, con qué facilidad aceptamos las malas. La Resurrección de Jesús es LA GRAN NOTICIA. Estamos acostumbrados a ver esa imagen de la Plaza de San Pedro llena, después de la fumata blanca. El cardenal Camarlengo, grita: “Anuntio vobis graudium magnum: Papam habemos.” Son palabras dichas por el ángel para anunciar el nacimiento de Jesús. Y más importante para nosotros es la Pascua de Resurrección. Si Cristo ha resucitado, el destino del hombre ya no es la muerte sino la vida, y no una vida cualquiera sino la Vida con Cristo para siempre.

REFLEXIÓN

1.- “Se puso en medio de ellos”

Jesús Resucitado es el centro de la vida y de la historia. Todo lo anterior es preparación y lo que sigue es consecuencia. Cristo Resucitado es el centro del tiempo.  Y Cristo Resucitado es también el Señor de nuestra vida. A Él le entregamos las riendas de nuestra historia. Pero no es un Señor que se eleva por encima de nosotros para humillarnos, sino que desciende hasta nuestro corazón para realizarnos plenamente. Ciertamente Él es el “exaltado a la diestra” (Hechos 2,33); es el “Señor y Mesías” (Hechos 2,36); es el “Hijo de Dios en poder” (Ro. 1,4); pero sigue siendo el amigo, el cercano, el que acompaña a los discípulos de Emaús y les explica las Escrituras; el que se aparece a esas mujeres que han ido a embalsamar su cuerpo con el perfume de su cariño; el que llama a María Magdalena por su nombre en un bonito requiebro de amor. ¡Cuánta ternura, cuanta delicadeza, cuanta finura! El título de Señor que el Padre le ha dado desde el cielo, ciertamente, no se le ha subido a la cabeza. Sigue pisando tierra en la Galilea de los pobres y sencillos de todos los tiempos. Y, como decía el Papa Francisco, en Galilea siempre podemos encontrar “el amor primero”.

2.– “Les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras” 

Como dice San Pablo: “Hasta el día de hoy, cuando leen a Moisés, un velo les cubre la mente. Pero cuando vuelva el Señor, se removerá el velo” (2Cor. 3,15-16).  Es el Señor Resucitado el que tiene la llave para abrir el sentido profundo de las Escrituras. Y esta llave no la ha entregado el Señor a las Universidades bíblicas, sino a la gente sencilla que nunca se atreve a leer la Biblia sin rezar. Y, entre esta gente sencilla está el Papa Francisco que, antes de hacer su homilía en Santa Marta, ha leído la Palabra, la ha meditado, la ha contemplado, la ha saboreado. Después, sin papeles, coge el texto y lo va explicando con unción y devoción. Sus palabras siempre son actuales, bellas, desafiantes.  Se puede decir de él lo que la gente sana y humilde decía de las palabras de Jesús: “Una doctrina nueva” (Mc. 1,27).

3.– “Vosotros sois testigos de esto

Los apóstoles lo tenían muy difícil a la hora de presentar como Dios a un hombre colgado en una Cruz. Sólo la luz de Pascua, la luz de Cristo Resucitado pudo hacer desaparecer las densas tinieblas de una muerte tan cruel en la cima del monte calvario. Pronto la tristeza se convirtió en gozo; la ausencia en presencia; el miedo en coraje, y la amarga desesperación en dulce esperanza. Con Cristo Resucitado se crea una raza nueva. Cuando alguien les pedía explicaciones sobre el tema de la Resurrección, se limitaban a decir: “nosotros somos testigos”. Vivimos como hermanos, aquí nadie pasa necesidades porque el que más tiene da al que no tiene, tenemos un solo corazón y una sola alma, compartimos todo con alegría. No es raro que la gente se quedara extrañada y quisiera pertenecer a ese grupo. ¡Cuanto tenemos que aprender los cristianos del siglo XXI de esta experiencia de las primeras comunidades!

PREGUNTAS

1.– ¿Es para mí el Señor, el centro de mi vida?  ¿O tengo ídolos en el corazón?

2.- ¿Me comprometo a no leer la Biblia sin haber rezado antes?

3.- ¿Doy testimonio de mi fe? ¿En qué se nota que soy cristiano?

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén

martes, 6 de abril de 2021

II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia Ciclo B - 11 de Abril de 2021

 



Lecturas II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia Ciclo B

 

 

PRIMERA LECTURA   

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 32-35




En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.

Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.

Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 117, 2-4. 16ab-18. 22-24 

R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

O bien:

R.  Aleluya

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R. 

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R. 

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R.  

SEGUNDA LECTURA

cruzLectura de la primera carta de apóstol san Juan 5, 1-6





Queridos hermanos:

Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él.

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.

Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo.

Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31




Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

—«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envió yo».

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

—«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

—«Hemos visto al Señor».

Pero él les contestó:

—«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

—«Paz a vosotros».

Luego dijo a Tomás:

—«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

Contestó Tomás:

—«¡Señor mío y Dios mío!».

Jesús le dijo:


—«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Lo que pretende el evangelista San Juan en esta bella narración es describirnos la situación concreta en que se halla una Comunidad que todavía no ha hecho experiencia de la Resurrección y esa misma comunidad cuando ya se ha encontrado con Él.

ESTA ES LA SITUACIÓN DE LA COMUNIDAD ANTES DEL ENCUENTRO CON EL RESUCITADO.

Al atardecer de aquel día. Al atardecer se va la luz y viene la noche, es decir, el tiempo de la desorientación, del no saber dónde uno está, (Pensemos en aquellas noches sin luz eléctrica) y simbólicamente, de la pérdida del sentido de la vida.  Lamentablemente hay muchas personas de nuestro tiempo en esta situación. Están convencidos de que con la muerte todo se acaba. 

Las puertas cerradas. Esta frase está dicha especialmente para los cristianos que no creen en la ResurrecciónNo hay salida, no hay horizonte, no hay perspectivas. Tampoco hay nada que ofrecer. La fe se vacía de contenido. Lo decía San Pablo:” Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe y somos los más desgraciados de todos los hombres” (1Cor. 15,13-14).

Por miedo a los judíos. Después de la muerte de Jesús, todo había terminado para los discípulos. La causa de Jesús había que olvidarla poco a poco como si se tratara de un sueño. Ya no tenían la persona que siempre los defendía. El miedo se había apoderado de sus corazones. En esta situación es imposible la evangelización. Para dar malas noticias ya tenemos los medios de comunicación.

SITUACION DE UNA COMUNIDAD QUE SE HA ENCONTRADO CON JESUS.

Los discípulos se alegran.  Pero no con una alegría normal, epidérmica, que dura muy poco. Se trata de una alegría profunda que “nadie ya les puede arrebatar”. Alegría de cuerpo y alma, alegría que durará para siempre. Alegría que ya no pueden contener y sienten necesidad de comunicar. Ha nacido el testigo, el apóstol.

Puertas abiertas. Aquellos que han estado encerrados, salen a dar esta maravillosa noticia a todo el mundo. Nadie los puede detener. Si tratan de acallarlos, dirán que “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5,29).  Para los que creen en Jesús hay futuro, hay horizonte, hay un primer día de la semana, hay un nuevo porvenir. El futuro no el algo sino Alguien. El futuro es Dios, nuestra patria, nuestro descanso, nuestra plena realización, nuestra felicidad que nadie nos podrá arrebatar. En este día de la Misericordia, todos debemos abrir de par en par las puertas del corazón y ofrecer a nuestros hermanos no el pan duro y amargo del odio, la ira, la venganza, la incomprensión sino el pan tierno y caliente del perdón y la misericordia. 

Pierden el miedo. El encuentro con el Resucitado les hace perder el miedo a morir. Van a la muerte cantando. “Y cuando los meten en la cárcel se sienten felices de haber padecido por el nombre de Jesús” (Hech. 5,41). Me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si Jesús no se hubiera aparecido a Tomás? Se hubiera ido del grupo. No hubiera podido soportar la presión de unos compañeros felices y contentos y él lleno de tristeza. Se sentiría totalmente desfasado. Sin el encuentro con Jesús Resucitado, sin experiencia de Pascua, es imposible llevar una auténtica vida cristiana. La Iglesia no necesita cristianos con caras de Viernes Santo sino cristianos con caras de Pascua de Resurrección.

PREGUNTAS

1.– ¿Vivo mi fe como un peso que tengo que soportar o como un precioso regalo de Dios que cada día debo agradecer?

2.– Después de la Resurrección de Jesús, ¿Todavía tengo miedo? ¿a qué? ¿a quién?

3.- ¿Cuándo termina la Semana Santa para mí?: ¿el Viernes Santo o el Domingo de Pascua?

sábado, 3 de abril de 2021

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

 

Lecturas Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor





 ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43




En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

—«Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no ha todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 117

R. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

O bien:


R. Aleluya.

Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
Eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4

Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y nuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios.

O bien:

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 6b-8

Hermanos:

¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebramos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

Palabra de Dios. 

Secuencia:

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?».
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

 

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9




El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo:

—«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

Al leer los evangelios, nos damos cuenta de lo difícil que tuvo que ser para ellos el intentar narrar lo inenarrable; plasmar en lenguaje humano un acontecimiento que ya pertenece a otra realidad, a una situación totalmente diferente.  Veamos algunos datos.

1.- El primer día de la semana.

Era el día siguiente del sábado, día de descanso, día de fiesta, consagrado a Yahvé. Para los cristianos, el gran día que van a celebrar es el día en que Jesús Resucitó. Con Cristo Resucitado llega un nuevo día, una nueva época.  El primer día ya no será el del Génesis cuando Dios creó el cielo y la tierra. Con la Resurrección de Jesús hay una nueva creación. Y con Él “se hacen nuevas todas las cosas” (Apo. 21,5).

2.– Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.  

A María Magdalena le interesa el “cadáver” para poder ungirlo con perfumes. Todavía le falta la fe, pero derrocha mucho amor. Por eso se desconcierta cuando piensa que se han llevado esa frágil y precaria presencia del Señor. No es posible un robo porque unos ladrones no pierden el tiempo en despegar las vendas adheridas a la sangre del cuerpo y dejarlas bien plegadas. La Resurrección de Jesús no es como la de Lázaro que sale envuelto en las vendas y el sudario, es decir, sigue atado a las realidades de este mundo. Otra vez le volverán a vendar cuando muera de nuevo. Jesús ha resucitado para no morir y ha entrado glorioso y para siempre en la vida de Dios.  A esta Resurrección nos asocia a todos nosotros y no a la de Lázaro.

3.– Pedro entró, vio, pero no creyó. Juan entró, vio y creyó.

En el evangelio de Juan hay un “ver” con minúscula y un VER con mayúscula.  Sólo los que ven con mayúscula, es decir, en profundidad, creen. Y en este caso, el primero que da el paso a la fe es el discípulo amado.  Pedro y María Magdalena, iluminados por el Espíritu, creerán más tarde.  

4.– No habían entendido la Escritura que dice que Él tenía que resucitar.

Es muy interesante esta aportación que nos hace Juan al vincular la Resurrección de Jesús con las Escrituras.  En este relato no se habla de apariciones ni de Jesús ni de ángeles. A través de la Palabra de Dios, profundizada por el Espíritu Santo, tenemos un acceso a la fe del Resucitado. Sin necesidad de apariciones, con la Palabra de Dios, en la fe desnuda, nos podemos encontrar con el Resucitado. Y podemos hacer nuestra la bienaventuranza de Jesús a Tomás: “Dichosos los que sin ver, creyeren” (Jn.20,29).  Es el Espíritu Santo el que nos lleva a la verdad completa, a la verdad profunda, a la verdad sin dudas.

PREGUNTAS

1.- ¿Vivo la Resurrección de Jesús como un acontecimiento de gozo intenso y permanente?

2.- ¿Estoy convencido de que la Resurrección puede cambiar totalmente mi vida? ¿O es algo que dejo para después de la muerte?

3.- La Resurrección confirma la vida de Jesús. Ese Jesús bueno, servicial, soñador de un mundo mejor, tenía razón. ¿Te apuntas a seguirle? 

jueves, 1 de abril de 2021

Viernes Santo Celebración de la Pasión del Señor






Lecturas Viernes Santo Celebración de la Pasión del Señor

 


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 52, 13—53, 12

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.

Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre,
ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos,
ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito.

¿Quién creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor?

Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.

Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres,

como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos,
ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado.

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado;
pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.

Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.

Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino;
y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca;
como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.

Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino?

Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.

Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores,
aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación;
verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento.

Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre.

Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores,
él tomo el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 30

R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.




A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R.

Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cachorro inútil. R.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9

Hermanos:

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.

No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado con todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Juan 18, 1—19, 42

Prendieron a Jesús y lo ataron




C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:

—«¿A quién buscáis?».

C. —Le contestaron:

S. —«A Jesús, el Nazareno».

C. Les dijo Jesús:

cruz—«Yo soy».

C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

cruz—«¿A quién buscáis?».

C. Ellos dijeron:

S. —«A Jesús, el Nazareno».

C. Jesús contestó:

cruz—«Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos».

C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

cruz—«Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».

Llevaron a Jesús primero a Anás




C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:

S. —«¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».

C. Él dijo:

S. —«No lo soy».

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.

El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:

cruz—«Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo».

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:

S. —«¿Así contestas al sumo sacerdote?».

C. Jesús respondió:

cruz—«Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?».

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy




C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S.— «¿No eres tú también de sus discípulos?».

C. Él lo negó, diciendo:

S.— «No lo soy».

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:

S.— «¿No te he visto yo con él en el huerto?».

C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.

Mi reino no es de este mundo




C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, a donde estaban ellos, y dijo:

S. —«¿Qué acusación presentáis contra este hombre?».

C. Le contestaron:

S. —«Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».

C. Pilato les dijo:

S. —«Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley».

C. Los judíos le dijeron:

S. —«No estamos autorizados para dar muerte a nadie».

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. —«¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Jesús le contestó:

cruz—«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».

C. Pilato replicó:

S. —«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

C. Jesús le contestó:

cruz—«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

C. Pilato le dijo:

S.— «Conque, ¿tú eres rey?».

C. Jesús le contestó:

cruz—«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

C. Pilato le dijo:

S. —«Y, ¿qué es la verdad?».

C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:

S. —«Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Volvieron a gritar:

S. —«A ése no, a Barrabás».

C. El tal Barrabás era un bandido.

¡Salve, rey de los judíos!



C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:

S.— «¡Salve, rey de los judíos!».

C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. —«Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

S. —«Aquí lo tenéis».

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. —«¡Crucifícalo, crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. —«Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».

C. Los judíos le contestaron:

S. —«Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios».

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:

S. —«¿De dónde eres tú?».

C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:

S. —«¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».

C. Jesús le contestó:

cruz—«No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».

¡Fuera, fuera; crucifícalo!



C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:

S. —«Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César».

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:

S. —«Aquí tenéis a vuestro rey».

C. Ellos gritaron:

S. —«¡Fuera, fuera; crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. —«¿A vuestro rey voy a crucificar?».

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. —«No tenemos más rey que al César».

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos



C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».

Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.

Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. —«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».

C. Pilato les contestó:

S. —«Lo escrito, escrito está».

Se repartieron mis ropas



C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:

S. —«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».

C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.

Ahí tienes a tu hijo. - Ahí tienes a tu madre



C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

cruz—«Mujer, ahí tienes a tu hijo».

C. Luego, dijo al discípulo:

cruz—«Ahí tienes a tu madre».

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Está cumplido




C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:

cruz—«Tengo sed».

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

cruz—«Está cumplido».

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa

Y al punto salió sangre y agua



C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas



C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Palabra del Señor.


REFLEXION DEL EVANGELIO DE HOY

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO

“Enséñanos que la cruz es vía a la Resurrección. Enséñanos que el Viernes Santo es camino hacia la Pascua de la luz. Enséñanos que Dios no olvida nunca a ninguno de sus hijos, y no se cansa nunca de perdonarnos y abrazarnos con su infinita misericordia. Pero enséñanos también a no cansarnos nunca de pedir perdón y creer en la misericordia sin límites del Padre” (3 de abril de 2015).

  MEDITACIÓN-REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO DE JUAN

1.- La pasión de Jesús según San Juan vista con ojos de resucitado.

«Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan». Con esta sencilla introducción, el lector comienza el evangelio del viernes santo (Jn 18,1-19,42). Parece que en la Iglesia romana se ha seguido siempre la tradición de leer la pasión según san Juan en este día. San Juan, el teólogo y místico, ve la pasión con mayor profundidad que los otros evangelistas, a la luz de la resurrección. Su fe pascual transfigura cada detalle y cada episodio de esta última fase de la vida terrena del Salvador.

2.- El trono de la Cruz.

Fijémonos, por ejemplo, en el tratamiento que da san Juan a la cruz. En sí misma es un sacrificio cruel y bárbaro; pero, desde que Cristo redimió a los hombres en el leño de la cruz, ésta es objeto de veneración. Es más que eso. Para san Juan, la cruz es una especie de trono. La cruz es descrita como una «exaltación», término que instantáneamente comunica la idea de ser elevado y glorificado.

3.- La Cruz revelación suprema del amor de Dios.

Sin quitar importancia a los sufrimientos del Señor, toda la narración está impregnada de una atmósfera de paz y serenidad. Cristo, y no sus enemigos, es quien domina la situación. No hay coacción: él libremente se encamina hacia su ejecución; con perfecta libertad y completo conocimiento del significado de lo que acontece, sale al encuentro de su destino. El motivo, la ulterior razón, es el amor. La cruz es la revelación suprema del amor de Dios.

4.- Jesús en la Cruz es Rey, Juez y Salvador.

En el cuadro que san Juan nos ofrece, Jesús aparece con una triple función: como rey, como juez y como salvador. Las burlas de los soldados y la coronación de espinas sirven para poner de manifiesto su realeza. En el acto mismo de su condena, es Jesús, no Pilato, quien aparece como juez; ante sus palabras y ante su cruz nos encontramos condenados o justificados. Finalmente, como salvador, Jesús reúne a su pueblo en unidad alrededor de su cruz. La Iglesia, representada en la túnica sin costura, queda formada. A María, su madre, le confiere una maternidad espiritual; queda constituida madre de todos los vivientes. Jesús desde la cruz entrega su espíritu, inaugurando así el período final de la salvación. De su costado brota sangre y agua, símbolos de salvación y del Espíritu que da vida. Cristo se muestra como el verdadero cordero pascual cuya sangre ya había salvado a los israelitas. Volverse a él con fe es salvarse.

ORACIÓN EN TIEMPO DE LA PANDEMIA

Señor Resucitado: Mora en cada uno de nuestros corazones, en cada enfermo del hospital, en todo el personal médico, en los sacerdotes, religiosos y religiosas dedicados a la pastoral de la salud,  en los gobernantes de las naciones y líderes cívicos, en la familia que está en casa, en nuestros abuelos, en la gente encarcelada, afligida, oprimida y maltratada, en personas que hoy no tienen un pan para comer, en aquellos que han perdido un ser querido a causa del coronavirus u otra enfermedad. Que Cristo Resucitado nos traiga esperanza, nos fortalezca la fe, nos llene de amor y unidad, y nos conceda su paz. Amén