miércoles, 25 de agosto de 2021

XXII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 29 de Agosto de 2021






 

Lecturas XXII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B





  

PRIMERA LECTURA  

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1-2. 6-8






Moisés habló al pueblo, diciendo:

—«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.

No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente".

Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R. 

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R. 

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente
El que así obra nunca fallará. R.  

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27

Mis queridos hermanos:

Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra.

Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.

Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos.

La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23




En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.

(Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús

—«¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?».

Él contesto:

—«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:

"Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos".

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:

—«Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

En esta controversia de Jesús con los fariseos y escribas que venían de Jerusalén, el propio Jesús les recuerda unas palabras del profeta Isaías:» Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Is. 29,13). Según esta frase vamos a reflexionar sobre lo que significa eso de tener el corazón cerca o lejos de Dios y las consecuencias que esto conlleva.

1.- ¿Qué pasa cuando el corazón humano está cerca de Dios?

Cuando nuestros primeros padres estaban en el paraíso, antes del pecado, Dios estaba cerca de su corazón. “Yahvé bajaba a pasear con ellos a la brisa de la tarde” (Gn.3,8). Todo era bello. Estaban en paz con Dios, con ellos mismos, con los animales y con toda la creación. Cuando el corazón humano está cerca de Dios, nos convertimos en un jardín. Moisés estaba pastoreando el rebaño por el desierto y tuvo una gran visión: Una zarza que ardía sin consumirse. (Ex.3). Imagen sugerente, evocadora de un Dios que arde en llamaradas de amor, en llamaradas de felicidad, en llamaradas de vida. Ese fuego de amor es el que Jesús ha venido a traer a este mundo y quiere “que el mundo esté ardiendo” (Lc. 12,49). Los hombres y mujeres de este mundo necesitamos “arder por dentro” e irradiar amor, alegría, esperanza, ilusión, ganas de vivir.   Por eso necesitamos tener el corazón “cerca de Dios”.

2.- ¿Qué pasa cuando el corazón humano está lejos de Dios? 

El Dios-Amor sólo tiene palabras de amor. Si no puede hablar desde el amor, se calla. Y entonces desaparece la palabra de Dios. Y es precisamente entonces cuando aparece la palabrería humana: los falsos profetas, los hipócritas, los cultivadores de tradiciones humanas y de un culto vacío y viciado. Dios no está de acuerdo y se queja:” “Cuando extendéis las manos para rezar, aparto mis ojos de vosotros; aunque menudeéis una plegaria, no os escucho. Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, alejad vuestras malas acciones de mis ojos. Dejad de hacer el mal, buscad lo que es justo, socorred al oprimido, hacer justicia al huérfano, defended a la viuda” (Is. 1,15s). Cuando uno aparta su corazón de Dios, se rompe la fraternidad y la casa se queda fría, vacía, sin vida de amor.

3.– Lo que sale de dentro.

Con esta frase, Jesús quiere llevar las normas del comportamiento humano al interior de la conciencia, devolviendo así al hombre toda su dignidad. Es la persona la que debe decidir desde dentro con su libertad. Lo dice muy bien el Con.Vat.II “Por su interioridad el hombre es superior al universo entero; a esa profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios lo aguarda, escrutador de los corazones, y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino” (GS. 14). Las cosas han salido buenas de la mano del Creador y no las pueden hacer malas las costumbres y tradiciones de los hombres. “Jesús rechaza la distinción judía entre lo puro y lo impuro, entre una esfera religiosa, separada, en la que Dios está presente y una esfera ordinaria, cotidiana, en la que Dios está ausente. No se nos purifica de la vida cotidiana para encontrar a Dios en otra parte:  se nos debe purificar del pecado que llevamos dentro de nosotros”.

PREGUNTAS

1.- ¿Siento que mi corazón late cerca de Dios? ¿Qué emociones me produce?

2.- ¿Me he sentido, a veces, lejos de Dios conscientemente?  ¿Ha tenido alguna repercusión en mi vida ordinaria?

3.- ¿Soy consciente de la dignidad que Dios me ha dado por el hecho de ser persona? ¿Se lo agradezco?





miércoles, 18 de agosto de 2021

XXI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 22 de Agosto de 2021

 




Lecturas XXI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

  

PRIMERA LECTURA  

Lectura del libro de Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b






En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo:

—«Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor».

El pueblo respondió:

—«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!».

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23 (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor;
que los humildes lo escuchen y se alegren. R. 

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R. 

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.R. 

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará. R. 

La maldad da muerte al malvado,
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.  

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 21-32





Hermanos:

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano.

Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia.

Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.

Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.

«Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne».

Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Juan 6, 60-69







En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:

—«Este modo de hablar es duro, ¿Quién puede hacerle caso?».

Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:

—«¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:

—«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce:

—«¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó:

—«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

Palabra del Señor. 


REFLEXIÓN

En la liturgia de hoy hay unas preguntas y unas respuestas. Y merece la pena que las tengamos en cuenta porque son muy interesantes: tanto para el pueblo de Israel (Josué), como para los seguidores de Jesús.

1.– Pregunta de Josué al pueblo y respuesta (1ª lectura).

Esta asamblea de Siquén es muy importante porque es lo último que hace Josué antes de morir. No le importa su muerte, pero sí la fe de su pueblo. Por eso pregunta: ¿A quién queréis servir? ¿A los dioses de los amorreos o al Dios de nuestros padres? El pueblo contestó: ¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! Y el pueblo da sus razones: “El Señor nos sacó de la esclavitud de Egipto”. El pueblo alude a las maravillas que el Señor ha hecho a su pueblo. Hoy día más que nunca, necesitamos tener experiencias fuertes de Dios para no ser contagiados de increencia. Lamentablemente, los niños de ahora ya no pueden aludir “a la fe de sus padres”.

2.– Pregunta de Jesús al pueblo que le sigue y respuesta de éste: ¿Esto os hace vacilar?

Lo que les hace vacilar, lo que les escandaliza es lo que les ha dicho: “Tenéis que comer mi cuerpo y beber mi sangre”. Respuesta: Este modo de hablar es duro. ¿Quién le puede hacer caso? A Jesús no se puede llegar por razonamientos. Aquellos que quieren razonar la fe, aquellos que quieren tener todo claro, aquellos que quieren ir a Dios sólo por la ciencia y no por la experiencia, nunca se van a encontrar con el Señor. “Dios ha ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11, 25). Lo importante de la fe es fiarse de Jesús, aunque no lo entendamos. Es lo que hizo su madre: no entendió a Jesús, pero se fio plenamente de Él. No intentó abrir el Misterio, sino que cargó toda la vida con él. Por eso es “la creyente”, la que nos lleva la delantera en el camino de la fe.

3.– Pregunta a los doce y respuesta de Pedro en nombre de ellos.

Muchos de los discípulos que seguían a Jesús se echaron atrás y no quisieron ir con Él. Ante esta realidad, Jesús no rectifica, no suaviza la doctrina, no trata de ganarlos rebajando las exigencias, sino que sigue adelante y mantiene intacto su mensaje. Las rebajas van bien para el Corte Inglés o los grandes almacenes, pero no para la doctrina de Jesús. Ahora Jesús se dirige a los doce, a los que han comido y bebido con Él, a los amigos más íntimos, a aquellos que el hecho de haber conocido a Jesús ha sido lo más grande, lo más bello, lo más bonito que ha ocurrido en sus vidas. A éstos les dice: ¿También vosotros queréis marchar? Y entonces Pedro, en nombre de los doce, dice:” Señor, ¿a quién iremos?”  Tú tienes palabras de vida eterna. Hay una bonita y elegante manera de decir a Jesús que sí; es ya no poder decirle que no. Son demasiados los encuentros, las experiencias, los detalles, que han acumulado de Jesús en sus corazones que ya es imposible arrancarse de esa persona. Ojalá, Jesús, estuviera tan metido en nuestras vidas que ya no nos fuera posible separarnos de Él.

PREGUNTAS

1.– Me pregunto sinceramente: Y yo ¿a qué Dios estoy sirviendo? ¿Al Dios revelado por Jesús o a otros dioses?

2.- ¿Tengo dudas de fe? En caso positivo, ¿Cómo trato de resolverlas? ¿Leyendo libros religiosos o rezando, fiándome de Dios?

3.- ¿Me siento tan estrechamente vinculado a Jesús que ya no puedo decirle que no?


jueves, 12 de agosto de 2021

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María 15 de agosto de 2021

 



Lecturas Solemnidad de la Asunción de la Virgen María
15 de agosto

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab




Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.

Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.

El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera.

Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios.

Se oyó una gran voz en el cielo:

—«Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo».

Palabra de Dios. 

Salmo responsorial: Salmo 44, 10bc. 11-12ab. 16 

R. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir. R.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor. R.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-27a




Hermanos:

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56




En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

—«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

María dijo:

—«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos


y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia

—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor…


REFLEXIÓN

Hoy celebramos los cristianos la fiesta de la Virgen, nuestra Madre, que va al cielo, en cuerpo y alma. Veamos estos tres aspectos. La fiesta de la madre. Su llegada al cielo. En cuerpo y alma.

 1.- La fiesta de la madre. Madre y fiesta son dos palabras que siempre deben ir unidas. ¿Acaso puede haber fiesta sin estar la madre? Las bodas de Caná son en el evangelio de Juan el símbolo de la alegría y de la fiesta. ¿Y qué nos dice el evangelio? Allí estaba María, la madre de Jesús. La madre era una de la fiesta. La madre es la fiesta de  la vida. Cuando los comerciantes ponen “el día de la madre” no nos consultan a los hijos. Para los hijos la madre no ocupa un día del año sino todos los días. Todo lo que decimos de la madre de la tierra lo afirmamos con  más fuerza todavía de la madre del cielo. Jesús, que como Dios nunca había tenido esa experiencia tan maravillosa, antes de morir, nos dejó a su propia madre por madre nuestra para que en este mundo ya no hubiera ninguna persona huérfana.

2.- Y la llevó con Él al cielo. ¿Qué significa el cielo? Dice la Biblia que allí ya no habrá ningún sufrimiento. “Enjugará las lágrimas de los ojos, y no habrá llanto, ni dolor, ni muerte”. (Ap. 21,5). La madre del cielo ya no puede sufrir. Bastante ha sufrido  durante la vida. Es verdad que todos en esta vida estamos en un valle de lágrimas. Pero las madres tienen un sufrimiento añadido y que viene expresado en esa imagen de la 1ª lectura: Ahí aparece una mujer embarazada, a punto de dar a luz, que grita con dolores de parto. ¿Acaso grita por el sufrimiento físico? No. Es por lo que ve: un enorme dragón que se va a tragar al niño apenas va a nacer. El dolor de la madre es el sufrimiento por el hijo. Y yo diría que es  el dolor del “presentimiento”. María sabía que una espada le iba a traspasar el alma… y vivió toda la vida con el alma en vilo. Como las madres de ahora. Con el alma en vilo en cada fin de semana. Cuando se van los hijos por las noches y ellas se quedan en casa, se preguntan: ¿Vendrá mi hijo a casa o se quedará en la cuneta de alguna carretera? ¿Me lo traerán vivo o me lo traerán muerto? Es la espada del presentimiento.  Pienso que las madres, por aquello que han tenido en la vida un sufrimiento añadido, también tendrán con María, la Madre de Jesús, un cielo añadido, un lugar muy cerca de María compartiendo sus propias experiencias.

 3.– Y la llevó en cuerpo y alma. Debido a la filosofía de Platón…donde lo importante es el alma y lo que debemos hacer es liberarla del cuerpo que es como una cárcel… los cristianos hemos pensado también en estos términos. Santa Teresa habla de esta vida como “una mala noche en una mala posada”. Y, naturalmente, la mala posada  es el cuerpo, que es como una cárcel del alma.  Pero la filosofía bíblica que conecta con la sensibilidad del hombre actual es que cuerpo y alma van juntos y no se pueden separar. Si el hombre es cuerpo y alma no puede haber felicidad completa con el alma sola. Sería una felicidad de  “almas cándidas”… La Asunción  de la Virgen nos dice que ella es feliz porque está en el cielo en cuerpo y alma. Y ella es modelo y primicia  para todos nosotros. Lo que le ha sucedido a ella, nos sucederá a nosotros.  Entonces, en el cielo, nos podremos ver, nos podremos comunicar, nos podremos abrazar…Y, por supuesto, en el cielo veremos a la Virgen nuestra madre, la oiremos, le abrazaremos.

PREGUNTAS

1.– El triunfo de María al cielo en cuerpo y alma ¿Me llena de alegría? ¿Creo que eso mismo pasará conmigo?

2.- ¿Me da esperanza y gozo el pensar que mi felicidad será completa, es decir, de cuerpo y alma?

3.– En ese viaje tan largo y enigmático, ¿Me da alegría el pensar que será la Virgen, mi propia madre, la que saldrá a recibirme? 

viernes, 6 de agosto de 2021

XIX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B - 8 de Agosto de 2021

 

Lecturas XIX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B

  

PRIMERA LECTURA  

Lectura del primer libro de los Reyes 19, 4-8








En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte:

—«¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!».

Se echó bajo la remata y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo:

—«¡Levántate, come!».

Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo:

—«¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas».

Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 30—5, 2




Hermanos:

No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final.

Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo.

Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Juan 6, 41-51





En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:

—«No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?».

Jesús tomó la palabra y les dijo:

—«No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado.

Y yo lo resucitaré el último día.

Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios".

Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí.

No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre.

Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan de vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Palabra del Señor. 

REFLEXIÓN

“Yo soy el pan de la vida”. Es el mejor resumen del evangelio de hoy. Jesús no se manifestó como especialista en ciencias, en historia, en geografía, o matemáticas. Sí especialista en el “arte de bien vivir”. Fue un verdadero “maestro de vida”.  Hay que saber desentrañar bien la metáfora del pan para entender mejor su significado, lo que nos quiso decir.

1.– Jesús es el Pan que necesitamos. El pan no es un artículo de lujo sino de primera necesidad.  El pan significa aquí lo elemental para poder vivir. Los que siguieron a Jesús cuando vivía en este mundo, los que han seguido a Jesús a través de los siglos, y los que intentamos seguirle ahora, todos estamos convencidos de una cosa: una vez que hemos tenido un encuentro al vivo con Jesús, ya no podemos dejarlo. Con Él nuestra vida ha cambiado. Antes de conocerle, nos parecía que vivíamos, pero en realidad esa vida tan limitada, tan frágil, tan vulnerable, no merece llamarse vida. Con Jesús hemos aprendido a saborear lo bello, lo grande, lo maravilloso que es una vida con Él. Lo decía muy bien Papini, aquel ateo italiano que se convirtió al cristianismo: “Todos tenemos necesidad de ti, de ti solo y de nadie más. Solamente Tú que nos amas, puedes sentir por todos nosotros que sufrimos, la compasión que cada uno siente en relación consigo mismo. Sólo Tú puedes medir qué grande, qué inconmensurablemente grande es la necesidad que hay de ti en este mundo y en esta hora”.

2.-Jesús es el pan de la seguridad. Normalmente, de una persona que no tiene problemas económicos solemos decir que “tiene el pan debajo del brazo”. Frente a la inseguridad que nos rodea por todas partes, la comunidad primitiva experimentó que, estando con Jesús, se sentía segura. Y es que el mismo Jesús había dicho: «el que come de este pan vivirá para siempre”.  Los judíos en el desierto también comieron de un pan especial, el maná, pero todos los que lo comieron, murieron. Jesús asegura que el que come de ese pan tiene asegurada la vida eterna. En esta vida hay casas aseguradoras que tienen la osadía de hacer “seguros de vida”. Y seguros de vida significa que, al morir, se encargan de los gastos del sepelio. El único que puede darnos a todos un “seguro de vida eterna” es Jesús.

3.-Jesús es el Pan de la bondad. A las personas muy buenas les decimos: es más bueno que el pan. Lo decíamos del Papa San Juan XXIII y ya lo tenemos en los altares. Y lo decían los ginebrinos de su obispo San Francisco de Sales: “Qué bueno debe ser Dios que ha creado a una persona tan buena como nuestro obispo”. Ahora bien, ¿cómo es posible que comiendo tan a menudo el pan de la bondad en la Eucaristía seamos todavía tan malos? ¿Cómo es posible que salgamos de comulgar, de recibir el pan de la bondad, y critiquemos, murmuremos, nos peleemos y nos tengamos envidia?  ¿Por qué alimentándonos cada día de este pan, somos tan mediocres, tan vulgares, tan flacos en nuestra vida espiritual?  Los que comemos el pan de la bondad tenemos que ser buenos.

PREGUNTAS

1.- ¿Siento a Jesús como una necesidad vital? ¿Le busco con ansiedad si lo he perdido? ¿De verdad que ya no sabría vivir sin Él?

2.- ¿Siento que Jesús me da seguridad en esta vida para afrontar la muerte con paz?

3.- ¿Siento vergüenza de comulgar tantas veces el pan de la bondad y no ser bueno todavía?  ¿A qué espero?