Valencia, 17 de diciembre de 2014
Queridos hermanos, paz y bien
Queridos hermanos, paz y bien
En puertas de la celebración del misterio de la encarnación de
nuestro Señor Jesucristo, entonamos "el canto de la Oh" y nos unimos a
toda la Iglesia universal en el reconocimiento
de que el esperado de todos los tiempos se hace próximo a nosotros.
La liturgia nos ayuda a
prepararnos, mediante el asombro, para celebrar con intensidad y
profundidad al Enmanuel,
al Dios con nosotros. Su austeridad y sencillez nos concentra en el
acontecimiento del
nacimiento del Hijo de Dios: "y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre" (Lc 2, 7).
Esta es la Palabra de Dios generadora de alegría eterna. Este
es el anuncio de la cercanía de
Dios con todos nosotros. Esta es la alianza nueva y eterna de Dios
con toda la humanidad. Esta es la paz de Dios: un niño indefenso.
Esta es la fiesta de la exageración en la que la
pura racionalidad es confundida por la fe. Este es el tiempo en el
que tanto personas como
animales, y hasta la materia inerte lo celebran de manera desmedida
(cf. 2C 199-200).
Alegrémonos, pues, todos en este tiempo de gracia en que Dios nos bendice
abundantemente con Su Hijo. Gocemos de la fraternidad, de la liturgia, del encuentro
personal con Dios, del encuentro con nuestros familiares y amigos... "pues de su plenitud
todos hemos recibido, gracia tras gracia" (Jn 1,16).
Junto con el deseo de que vivamos unas navidades auténticas, también considero oportuno
aludir a la coyuntura en la que nos hallamos las Provincias en unión. El pasado día 22 de
noviembre nos reuníamos un buen grupo de hermanos en Santo Espíritu para dar gracias a
Dios por el tiempo de gracia que nos ha concedido vivir a la Provincia de San José de
Valencia, Aragón y Baleares. Memoria agradecida que da paso al presente vivido con
pasión y que ha de abrirnos a un futuro cargado de esperanza. Estamos en manos de Dios, y
estos pasos importantes para nuestras vidas verifican que así es.
Llevamos un camino trazado de años de trabajos. Si el horizonte que nos espera es el
mismo, la manera de caminar será diferente en tanto que vamos a hacerlo de forma estrecha
con más hermanos. Es riqueza y desafío, reto y oportunidad, gracia y trabajo. Dios así lo ha
ido disponiendo, y así hemos de acogerlo. Demos todos la bienvenida a la Provincia de la
Inmaculada Concepción y aportemos lo mejor de nosotros mismos a este proyecto de vida y
misión que Dios nos regala para que trabajemos en Su viña.
Quiero dar las gracias en nombre propio y de los hermanos del
Definitorio provincial a toda la Provincia por la oportunidad que nos
disteis en el último Capítulo provincial de realizar este servicio
de animación. Como os dijimos en su día, la vida y misión de la
Provincia
exigía reforzar nuestro trabajo en los colegios y en la casa de
formación de Santo Espíritu
del Monte. Esto suponía realizar sacrificios fuertes, como el cierre
de alguna de nuestras
presencias. También seguíamos teniendo como prioridad la atención a
los hermanos
enfermos. Hemos tratado de ser fieles a estas directrices y hemos
intentado estar lo más
cerca posible de cada uno de vosotros.
Doy gracias a Dios por la vida de los hermanos
Jaime Pellicer, José Luis Arbea, Eloy de Prado, Abdón García y Carlos Peretó que nos han
dejado en este tiempo y que han marcado una huella indeleble en nuestras vidas. Dios los
tiene en su gloria y desde ella nos siguen acompañando.
Más allá de los fallos, que siempre los hay, quiero daros las gracias por la acogida fraterna
que me habéis brindado en todo momento, por vuestra palabra y por vuestra escucha. Creo
que somos una Provincia que goza de serenidad dentro de las tensiones propias que conlleva
la vida ordinaria, y esto es algo a valorar muy positivamente. No podemos relajarnos, pues
el evangelio siempre nos tensiona en la búsqueda de mayor fidelidad, entrega, radicalidad...
Hemos de seguir creciendo en dar calidad a la relación con Dios a través de la oración
litúrgica y personal, hemos de seguir nutriendo nuestras vidas en la comunicación sincera
con nuestros hermanos de fraternidad, hemos de continuar leyendo los signos de los tiempos
a través de la formación permanente...
Dios nos siga acompañando y bendiciendo por intercesión de
María Inmaculada y su esposo San José.
Que tengáis todos una muy
Feliz Navidad.
Juan Carlos Moya Ovejero, ofm
Ministro provincial
Ministro provincial
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