MENSAJE DE PASCUA
Estimados
Hermanos: Paz y Bien.
Con el Domingo de Ramos, iniciamos la Semana Grande, la Semana Santa, una Semana donde se nos
invita a Celebrar, Interiorizar y Profundizar los Grandes Misterios de nuestra
fe, como son: La Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Todo
nos va llevando a centrarnos en lo que la Iglesia llama el Triduo Pascual.
El
Papa Francisco al inicio de la Cuaresma en su mensaje nos decía: “Mirad, que subimos a Jerusalén” (Mt. 20,
18-20)
Es
el anuncio que Jesús comunica a sus Apóstoles.
Jesús
es muy consciente que “Subir a
Jerusalén”, significa y supone para Él,
sufrimiento, rechazo, entrega, traición por uno de sus íntimos (Judas
Iscariote); negación por parte del cabecilla del grupo, Pedro; dispersión y
miedo por parte de los discípulos; condenado a muerte por blasfemo, por las
autoridades de Jerusalén.
Este
anuncio de la Pasión tiene varias reacciones en los discípulos, que no acaban
de entender y que Pedro le va a regañar.
Jesús
es muy consciente de todo lo que va a pasar, todo por amor a los hombres.
El Jueves Santo la Iglesia Celebra la Cena del Señor.
De aquella Cena de Jesús con sus amigos,
nos hizo tres regalos inmensos: La
Eucaristía: Memorial de su entrega a la humanidad, su Cuerpo y su Sangre
para nuestra salvación, El Ministerio
Sacerdotal: “Cada vez que hagáis esto, hacedlo en memoria mía” y
El servicio “después de cenar se ciñó la toalla y se puso a lavar los pies
a los discípulos” “Vosotros me llamáis Maestro y Señor, pues, si yo el Maestro
y Señor os he lavado los pies, también hacedlo vosotros unos a otros”.
Después de cenar y de darles algunas
recomendaciones les comunica su testamento: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos como yo os he amado”
El Viernes Santo, después de una noche ajetreada:
Primero la oración y la agonía en el Huerto
de Getsemaní, a continuación, el prendimiento y el juicio del Sanedrín, llevado
ante Poncio Pilato, la Flagelación, las burlas, la coronación de espinas y cargando con la cruz camino del calvario,
Jesús llega a entregar la vida por nosotros y por todos los hombres.
Jesús,
con la confianza puesta en Dios su Padre, y obediente a su voluntad muere en la
cruz por amor, nos enseña a perdonar y amar a todos e incluso a nuestros
enemigos.
La Iglesia nos invita en este día a
contemplar al Crucificado, adorarlo como Dios y Señor, aunque veamos un hombre
lleno de dolor, destrozado, sepamos ver en Él
nuestra salvación y el perdón de nuestros pecados.
Junto
a la muerte de Jesús están todos los sufrimientos de cualquier hombre que sufre
o participa de su pasión. Dios no abandona nunca a sus hijos.
Jesús
crucificado nos regala lo más grande que posee, a su Madre la Virgen María. que
también sepamos acogerla en nuestro corazón.
Después viene la sepultura.
El Sábado Santo con Jesús Sepultado y
junto con la soledad de María, la Iglesia guarda silencio. espera gozosa el
momento más importante de la historia de la humanidad. su Resurrección.
Con la Vigilia Pascual toda la Iglesia anuncia la victoria sobra la
Muerte, como canta el Pregón Pascual:
“Oh admirable
condescendencia de tu amor,
para Rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo.
Sin el pecado de Adán, Cristo no nos habría rescatado.
¡Oh feliz culpa que mereció tan grande redentor!
¡Esta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte,
y del infierno retorna Victorioso”.
Queridos hermanos, que la alegría de la Resurrección, nos ayude a todos a vivir
estos tiempos tan difíciles de la pandemia y nos llene de esperanza de que la
muerte, el mal y el pecado han sido vencidos.
Los Hermanos Franciscanos de Zaragoza os
deseamos una Feliz Semana Santa y Feliz Pascua de Resurrección
Fr. J, Jordi Escrivá, ofm
Vuestro Párroco
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