lunes, 29 de marzo de 2021

Mensaje de Pascua- Fr. Joan Jordi Escrivá




MENSAJE DE PASCUA

Estimados Hermanos: Paz y Bien.

     Con el Domingo de Ramos, iniciamos la Semana Grande, la Semana Santa, una Semana donde se nos invita a Celebrar, Interiorizar y Profundizar los Grandes Misterios de nuestra fe, como son: La Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Todo nos va llevando a centrarnos en lo que la Iglesia llama el Triduo Pascual.

El Papa Francisco al inicio de la Cuaresma en su mensaje nos decía: “Mirad, que subimos a Jerusalén” (Mt. 20, 18-20)

Es el anuncio que Jesús comunica a sus Apóstoles.

Jesús es muy consciente que “Subir a Jerusalén”, significa y supone para Él, sufrimiento, rechazo, entrega, traición por uno de sus íntimos (Judas Iscariote); negación por parte del cabecilla del grupo, Pedro; dispersión y miedo por parte de los discípulos; condenado a muerte por blasfemo, por las autoridades de Jerusalén.

Este anuncio de la Pasión tiene varias reacciones en los discípulos, que no acaban de entender y que Pedro le va a regañar.

Jesús es muy consciente de todo lo que va a pasar, todo por amor a los hombres.

 

El Jueves Santo la Iglesia Celebra la Cena del Señor.

     De aquella Cena de Jesús con sus amigos, nos hizo tres regalos inmensos: La Eucaristía: Memorial de su entrega a la humanidad, su Cuerpo y su Sangre para nuestra salvación, El Ministerio Sacerdotal: “Cada vez que hagáis esto, hacedlo en memoria míay El servicio “después de cenar se ciñó la toalla y se puso a lavar los pies a los discípulos” “Vosotros me llamáis Maestro y Señor, pues, si yo el Maestro y Señor os he lavado los pies, también hacedlo vosotros unos a otros”.

     Después de cenar y de darles algunas recomendaciones les comunica su testamento: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos como yo os he amado”

El Viernes Santo, después de una noche ajetreada:

     Primero la oración y la agonía en el Huerto de Getsemaní, a continuación, el prendimiento y el juicio del Sanedrín, llevado ante Poncio Pilato, la Flagelación, las burlas, la coronación  de espinas y cargando con la cruz camino del calvario, Jesús llega a entregar la vida por nosotros y por todos los hombres.

Jesús, con la confianza puesta en Dios su Padre, y obediente a su voluntad muere en la cruz por amor, nos enseña a perdonar y amar a todos e incluso a nuestros enemigos.

     La Iglesia nos invita en este día a contemplar al Crucificado, adorarlo como Dios y Señor, aunque veamos un hombre lleno de dolor, destrozado, sepamos ver en Él nuestra salvación y el perdón de nuestros pecados.

Junto a la muerte de Jesús están todos los sufrimientos de cualquier hombre que sufre o participa de su pasión. Dios no abandona nunca a sus hijos.

Jesús crucificado nos regala lo más grande que posee, a su Madre la Virgen María. que también sepamos acogerla en nuestro corazón.

Después viene la sepultura.

     El Sábado Santo con Jesús Sepultado y junto con la soledad de María, la Iglesia guarda silencio. espera gozosa el momento más importante de la historia de la humanidad. su Resurrección.

     Con la Vigilia Pascual toda la Iglesia anuncia la victoria sobra la Muerte, como canta el Pregón Pascual:

 “Oh admirable condescendencia de tu amor,

para Rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo.

Sin el pecado de Adán, Cristo no nos habría rescatado.

¡Oh feliz culpa que mereció tan grande redentor!

¡Esta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte,

y del infierno retorna Victorioso”.

    Queridos hermanos, que la alegría de la Resurrección, nos ayude a todos a vivir estos tiempos tan difíciles de la pandemia y nos llene de esperanza de que la muerte, el mal y el pecado han sido vencidos.

    Los Hermanos Franciscanos de Zaragoza os deseamos una Feliz Semana Santa y Feliz Pascua de Resurrección

                                                                             Fr. J, Jordi Escrivá, ofm

                                                                                     Vuestro Párroco

 

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