sábado, 3 de abril de 2021

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

 

Lecturas Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor





 ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43




En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

—«Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no ha todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 117

R. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

O bien:


R. Aleluya.

Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
Eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4

Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y nuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios.

O bien:

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 6b-8

Hermanos:

¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebramos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

Palabra de Dios. 

Secuencia:

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?».
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

 

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9




El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y le dijo:

—«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no había entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

Al leer los evangelios, nos damos cuenta de lo difícil que tuvo que ser para ellos el intentar narrar lo inenarrable; plasmar en lenguaje humano un acontecimiento que ya pertenece a otra realidad, a una situación totalmente diferente.  Veamos algunos datos.

1.- El primer día de la semana.

Era el día siguiente del sábado, día de descanso, día de fiesta, consagrado a Yahvé. Para los cristianos, el gran día que van a celebrar es el día en que Jesús Resucitó. Con Cristo Resucitado llega un nuevo día, una nueva época.  El primer día ya no será el del Génesis cuando Dios creó el cielo y la tierra. Con la Resurrección de Jesús hay una nueva creación. Y con Él “se hacen nuevas todas las cosas” (Apo. 21,5).

2.– Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.  

A María Magdalena le interesa el “cadáver” para poder ungirlo con perfumes. Todavía le falta la fe, pero derrocha mucho amor. Por eso se desconcierta cuando piensa que se han llevado esa frágil y precaria presencia del Señor. No es posible un robo porque unos ladrones no pierden el tiempo en despegar las vendas adheridas a la sangre del cuerpo y dejarlas bien plegadas. La Resurrección de Jesús no es como la de Lázaro que sale envuelto en las vendas y el sudario, es decir, sigue atado a las realidades de este mundo. Otra vez le volverán a vendar cuando muera de nuevo. Jesús ha resucitado para no morir y ha entrado glorioso y para siempre en la vida de Dios.  A esta Resurrección nos asocia a todos nosotros y no a la de Lázaro.

3.– Pedro entró, vio, pero no creyó. Juan entró, vio y creyó.

En el evangelio de Juan hay un “ver” con minúscula y un VER con mayúscula.  Sólo los que ven con mayúscula, es decir, en profundidad, creen. Y en este caso, el primero que da el paso a la fe es el discípulo amado.  Pedro y María Magdalena, iluminados por el Espíritu, creerán más tarde.  

4.– No habían entendido la Escritura que dice que Él tenía que resucitar.

Es muy interesante esta aportación que nos hace Juan al vincular la Resurrección de Jesús con las Escrituras.  En este relato no se habla de apariciones ni de Jesús ni de ángeles. A través de la Palabra de Dios, profundizada por el Espíritu Santo, tenemos un acceso a la fe del Resucitado. Sin necesidad de apariciones, con la Palabra de Dios, en la fe desnuda, nos podemos encontrar con el Resucitado. Y podemos hacer nuestra la bienaventuranza de Jesús a Tomás: “Dichosos los que sin ver, creyeren” (Jn.20,29).  Es el Espíritu Santo el que nos lleva a la verdad completa, a la verdad profunda, a la verdad sin dudas.

PREGUNTAS

1.- ¿Vivo la Resurrección de Jesús como un acontecimiento de gozo intenso y permanente?

2.- ¿Estoy convencido de que la Resurrección puede cambiar totalmente mi vida? ¿O es algo que dejo para después de la muerte?

3.- La Resurrección confirma la vida de Jesús. Ese Jesús bueno, servicial, soñador de un mundo mejor, tenía razón. ¿Te apuntas a seguirle? 

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