De la mano del mensaje de Fátima – “la Virgen María bajó del cielo para recordarnos verdades del Evangelio que son una fuente de esperanza para una humanidad, fría de amor y sin esperanza de salvación- y de la mano, por supuesto también, de la tercera parte de su llamado secreto, Benedicto XVI ha proyectado la luz de la esperanza sobre cinco grandes realidades y desafíos. El primero de ellos sobre el mal en general. “El mal –señaló ya en la entrevista en el avión- ataca siempre, ataca desde el interior y el exterior, pero también las fuerzas del bien están presentes y, al final, el Señor es más fuerte que el mal, y la Virgen para nosotros es la garantía visible y materna de la bondad de Dios, que es siempre la última palabra de la historia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario