sábado, 8 de enero de 2022

Fiesta del Bautismo del Señor Ciclo C - 9 de enero de 2022



Lecturas Fiesta del Bautismo del Señor Ciclo C

Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco

Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7




Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.

Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.

No gritará, no clamará, no voceará por las calles.

La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.

Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.

Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.

Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9b-10

R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R. 

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R. 

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34-38


En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

—«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.

Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22





En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:

— «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Ambientación. Jesús se bautiza en el Jordán por Juan Bautista, y todos los evangelistas dan al bautismo de Jesús una gran importancia por su nuevo contenido. Lo que caracteriza al evangelio de Lucas es que todo sucede “mientras oraba”. Y nos preguntamos: ¿Qué sucedió mientras Jesús oraba? Veamos.

1.-Jesús se bautizó mezclándose con el pueblo. Jesús se mezcla con el pueblo, se pone en la fila con la gente y pregunta: Por favor, ¿quién es el último? Y se coloca detrás. No olvidemos que Jesús ha pasado 30 años en un pueblecito de Galilea, Nazaret, “de donde no puede salir nada bueno”. En esos 30 años de soledad, viviendo con sus paisanos, como uno más, uno de tantos, Jesús ha aprendido “modos y maneras” de agradar a su Padre Dios. Con el profeta Isaías ha podido descubrir que el Mesías “no gritará, no voceará por las calles”.  El Mesías no hará ruido. Todo lo que tiene que decir, lo dirá mejor desde el silencio.  No necesita recompensa de los hombres. Su Padre, “que ve en lo escondido” es su mejor recompensa.   El cristiano no va por la vida “gritando”, “imponiendo”, “haciendo ruido”, ni menos “haciéndose el importante”.  Sólo los que oran en silencio ante el Padre, tienen algo que decir.

2.– Bajó el Espíritu Santo sobre Él. El Espíritu Santo es el Dios del amor. Y Jesús, al ser bautizado, se siente impregnado, empapado del amor del Padre. Por eso, lo que oye Jesús cuando se abren los cielos, es la voz del Padre que dice: “Este es mi hijo muy amado en el que pongo mis complacencias”.  Esta experiencia es tan fuerte en Jesús que según el evangelista Marcos, ese mismo Espíritu inmediatamente le empuja al desierto (Mc. 1,12). No es el demonio el que le lleva al desierto sino el Espíritu Santo. Jesús necesita tiempo, espacio, silencio y soledad para serenarse y vivir “como-hombre” esa experiencia que le desborda, le inunda y le estremece. El mismo Jesús dirá que no tiene casa. Es el Padre la casa que le cobija, el aire que respira, el pan que le alimenta, el vino que alegra su corazón.  El cristiano se bautiza en ese mar infinito de amor.  Y procura, como Jesús, hacer las delicias de Dios, su Padre, y desde ahí, amar a los hermanos. 

3.– El pueblo estaba en expectación. De una persona “vacía de Dios” no cabe esperar nada, excepto vaciedades, frustraciones. Pero de este hombre Jesús, lleno del Espíritu Santo, se pueden esperar cosas maravillosas. Y ¿Cómo resume la vida de Jesús el libro de los Hechos? “Pasó por la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo” (2ª lectura).  No dice el texto: “Pasó por la vida sin hacer mal a nadie”.  “Pasó haciendo el bien”.  Jesús sabe que la vida del hombre es frágil, “como una caña cascada” Por eso hay que cuidarlo. ¡Se puede romper! No es un buen cristiano el que se limita a no hacer mal. Es cristiano el que dedica su vida, sus años, su juventud, en hacer bien a los que lo están necesitando. Sanar, curar, alentar, levantar, son verbos cristianos. Jesús también alentó todo lo que hay de bueno y positivo en las personas. “No apaga el pábilo vacilante”. Jesús no apaga nada que tenga un valor positivo. Tal vez no podamos presumir de ser “grandes hogueras de amor”. Pero sí de ser “pequeñas lamparitas de barro” alimentadas por el aceite del Espíritu Santo. 

PREGUNTAS

 1.– ¿He pensado alguna vez en lo que supone estar bautizado, es decir, estar sumergido, empapado en el amor infinito del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo?

2.- ¿Me creo que por gritar más tengo más razón? ¿Estimo el silencio y la soledad como verdaderos valores de la vida?

3.- “El pábilo vacilante no lo apagará”. Debajo de las cenizas de cada persona, ¿sé descubrir el rescoldo de bondad y solidaridad que llevan dentro?




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