viernes, 15 de abril de 2022

 



LA MIRADA DE JESÚS

Estimados hermanos: Paz y Bien.

Con la bendición de los Ramos y la Lectura de la Pasión comenzamos la Semana Grande para toda la Iglesia, como es la Semana Santa; donde vamos a revivir el Misterio Pascual de Jesucristo.

Centrado en el Triduo Pascual, como son los tres días Santos: Jueves, Viernes y Sábado, que culmina con la Solemne Vigilia Pascual.

Este año el Domingo de Ramos vamos a escuchar la Pasión del Señor según San Lucas. Es el único que nos narra este pasaje del encuentro de Jesús con Pedro, que después de que éste, niega a Jesús y canta el gallo, Jesús y Pedro se cruzan la mirada en el patio del Sumo Sacerdote Caifás.

Pedro se da cuenta de la barbaridad que ha hecho, negar al Maestro de que lo conoce, que es de los suyos, y ve que la mirada de Jesús no es de condena sino de compasión y misericordia, por eso sale corriendo a llorar amargamente.

También nosotros, muchas veces a lo largo de nuestra vida, hemos negado a Jesús por vergüenza o miedo al que dirán. También a nosotros nos mira con cariño y compasión ya que ha asumido nuestra realidad humana y conoce nuestra flaqueza y pecado.

Al celebrar este año lo más grande de nuestra fe, recordemos esa mirada que nos llama a Conversión y a volver a su amistad, ya que no nos rechaza nunca.

El Jueves Santo nos reunimos para celebrar la Eucaristía, memorial de su presencia entre nosotros y su entrega generosa: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn 13, 31) y de nuevo se pone a nuestros pies para enseñarnos a servirnos unos a otros.

El jueves por la noche recordaremos los momentos duros de Getsemaní y llenos de confianza con el Padre que le conforta y anima a amarnos hasta el fin: “Los amó hasta el extremo”. (Jn. 13, 1 ss)

El Viernes Santo: celebramos la Muerte de Cristo en la cruz, precedida de juicios y condena a muerte. Primero es llevado ante el tribunal religioso y después civil, es decir; delante del Sanedrín, presidido por el Sumo Sacerdote Caifás; y ante Poncio Pilatos, gobernador romano.

Su pasión y muerte son signos del amor de Dios hacia nosotros: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo no para condenarlo sino para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 16)

Después de muerto, es bajado de la cruz, puesto en brazos de su Madre María y colocado en el sepulcro.

Contemplando a Jesús muerto, abandonado y desamparado por los suyos, no hay palabras para describir el gran amor que nos ha dado el Padre Dios a la humanidad entera. Ante la imagen del crucificado o ante la Piedad, podemos descubrir la maldad del hombre que sigue gritando: ¡Crucifícale! y el dolor y la ternura de la Madre que llora, calla y espera confiada la Resurrección de su Hijo amado.

Sábado Santo: Ante el sepulcro de Cristo, la humanidad y la Iglesia guarda silencio esperanzado.

La Solemne Vigilia Pascual nos pone a toda la Iglesia en vela,  esperando el gran acontecimiento de la historia: La Victoria de Jesús sobre la muerte.

Cristo Resucitado es la Gran Noticia de hoy y de siempre.

Si “Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe” (1 Cor.15, 12 ss)

Que el Señor Resucitado nos llene de gozo y esperanza y podamos mirar a los hombres nuestros hermanos con el mismo amor con que Dios nos ama para ser sus testigos por todo el mundo.

                    Feliz Pascua de Resurrección

                        Fr. J. Jordi Escrivá, ofm

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