Estimados hermanos: Paz y Bien.
Comenzamos un nuevo
tiempo fuerte que nos invita a prepararnos bien para la gran fiesta de la
Navidad.
El tiempo de
Adviento es un tiempo de esperanza, de preparación de estar a atentos,
vigilantes, un tiempo propicio para la conversión.
El Señor Viene a
visitarnos, a decirnos que está cerca, que quiere quedarse con nosotros. De nuevo
se nos invita a acogerlo, a abrir nuestro corazón para recibirlo, no viene con
gritos, bullicio y alboroto, viene sin hacer ruido, con el silencio de la
noche.
¿Estaremos despiertos
cuando llegue? ¿Sabremos reconocerle? ¿Le seguimos esperando o ya nos hemos
cansado o la desilusión, el desencanto, la situación actual de crisis nos va
aplastando y hemos perdido toda esperanza?
Dios, en la persona de
Jesús, ha venido ya a este mundo, nos ha prometido que vendrá con poder y
vestido de majestad al final de los tiempos, pero entre la primera venida y la
segunda hay una intermedia. Cristo sigue viniendo en cada “·hombre y en cada
acontecimiento”, como nos recuerda el prefacio III de este tiempo del adviento.
Es importante que nos
encuentre preparados, despiertos, esperando.
Miremos a María, la mujer
que supo esperar, en medio de las dificultades, supo confiar y el Señor, la
protegió.
Este año vamos a celebrar en nuestra parroquia
el día 7 de diciembre, a las 19´00 h. (7 tarde) la Vigilia de la Inmaculada. Un
buen momento para pedirle a la Virgen que nos ayude a estar esperando sin
desanimarnos y que ella nos enseñe a confiar en el Señor.
En el Tiempo de Adviento,
junto a la figura de María, aparece Juan el Bautista y el profeta Isaías, que
nos siguen llamando a la conversión, invitándonos a mirar al Mesías que viene,
como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tronco de Jesé que sigue
brotando, al “Emmanuel” (Dios con nosotros) al esperado de las naciones.
Que el tiempo de Adviento nos ayude a
sacar a la Sra. ESPERANZA del baúl de los recuerdos y nos anime a salir de
nuestra rutina y nos despierte de la modorra que muchas veces nos encontramos,
para con gozo y alegría esperemos la venida del Señor.
Que María la Virgen, nos acompañe en
este adviento para que nos preparemos bien a recibir al Señor.
Fr. J. Jordi Escrivá, ofm
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