Religiosamente hablando, el sonido de la campana nos recuerda
nuestros deberes religiosos, nos previene que la oración es la llave del
reino de los cielos y el arma más poderosa contra toda clase de
adversidades espirituales y temporales, y al mismo tiempo excita en
nosotros la devoción, fortifica nuestra fe y alienta nuestra esperanza
(Diccionario de las ciencias eclesiásticas, 1971: 488).
No se cuanto tiempo llevara el barrio sin el sonido de una campana,pero de nuevo oiremos su repiqe,nuestra parroquia estrena campana.Las
voces de las campanas, fomentan las relaciones espirituales y nos
ayudan sobrenaturalmente recordándonos aquella festividad que se
conmemora o aquella función religiosa que va a celebrarse; excitan en
nosotros sentimiento de tristeza, si doblan a muertos, o nos dan
alegría, si sus repiques recuerdan alguna efemérides célebre o algún
acontecimiento que no debe pasar desapercibido, o incluso, cuantas veces han servido para dar la señal de alarma, por algún peligro que se cierne sobre
nosotros.
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