viernes, 14 de mayo de 2021

Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo B - 16 de mayo de 2021




Lecturas Solemnidad de la Ascensión del Señor Ciclo B




 "ld al mundo entero y proclamad el Evangelio"




INTRODUCCIÓN

Al evangelio original de Marcos se le añadió en algún momento un apéndice donde se recoge este mandato final de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». El Evangelio no ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus discípulos. Han de salir y desplazarse para alcanzar al «mundo entero» y llevar la Buena Noticia a todas las gentes, a «toda la creación». Nadie sabe cómo será la fe cristiana en el mundo nuevo que está emergiendo, pero, difícilmente será «clonación» del pasado. El Evangelio tiene fuerza para inaugurar un cristianismo nuevo.



 PRIMERA LECTURA   

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11





En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó:

—«No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo».

Ellos lo rodearon preguntándole:

—«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?».

Jesús contestó:

—«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo».

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:

—«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse».

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6)

R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

O bien:

R.  Aleluya

Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R. 

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R. 

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23

Hermanos:

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.

Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios.

 

O bien, en el presente año B:

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-13

Hermanos:

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.

Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres». El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo.

Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

cruzLectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20






En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:

—«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.





 

REFLEXIÓN

Este texto (Mc. 16,15-20) no pertenecía al evangelio original (que acabaría en 16,8), sino que se trata de un «apéndice» posterior para, a imitación de los otros dos sinópticos, y de una forma estereotipada, terminar el evangelio con el relato de la misión (como Mateo) y de la ascensión (como Lucas). Hay que agradecer a Marcos su insistencia en «la misión». Eso nos caracteriza: dedicar la vida al proyecto de Dios, el Reino, como Jesús. ¿Cómo hay que entender esta misión?

1.– Como una necesidad apremiante.

Lo esencial es “hacer discípulos”. Hombres y mujeres que, guiados por el Espíritu Santo, tomen el aire, el talante, el estilo de vida que llevó Jesús. Hubo un tiempo en que se creía con fuerza que la parusía estaba ya cerca. Y se deseaba: “Ven, Señor, Jesús”. Era la exclamación más común en sus celebraciones. Fue San Lucas el que, escribiendo los Hechos de los apóstoles, nos dice que la historia de Jesús continúa en la Iglesia. Y eso va para rato. Entonces la Iglesia se convierte en misión: “Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos confines del mundo (1ª Lectura).  Hay mucha tarea. Hay que cristianizar el mundo e impregnarlo del evangelio.  Y esto no se consigue quedándose como los apóstoles “plantados mirando al cielo”.  Hacen falta profetas y apóstoles “desde el vientre de la madre”. Y esta expresión no significa que nacen personas y se les da una misión; sino porque hay una misión nacen estas personas. La misión es la razón de su vivir. Por eso podía decir el Apóstol Pablo: ¡Hay de mí si no evangelizo! (1Cor. 9,16). El apóstol descubre que si no evangeliza pierde el sentido de su vida. 

2.– La misión está estrechamente unida a la Pascua.

Antes de la experiencia pascual, los apóstoles estaban en el cenáculo, tristes, llenos de miedo, y con las puertas bien cerradas. Esto significa: a) Objetivamente, que no tenían perspectiva, no tenían horizonte, su fe estaba “vacía de contenido”. Y b) Subjetivamente, estaban desmoralizados, abatidos por el miedo. ¿Se puede evangelizar así? Cuando no tenemos una experiencia viva de Jesús Resucitado, ¿Tenemos derecho a predicar, a catequizar? San Pablo decía: «Creí y por eso hablé” (2Cor. 4,13) Sabemos por el contexto que aquello que ha creído es que Cristo ha resucitado y se le ha aparecido.  Cuando tanto nos cuesta aceptar: “Una Iglesia en salida” ¿No será que no estamos en condiciones de salir? Lo que tenemos que predicar es que Jesús Resucitado ha llevado la historia a la plenitud. Lo que con fuerza debemos anunciar con nuestra vida es que con Jesús vivo y resucitado dentro de mí, mi vida ha cambiado: Estoy alegre, no me hundo ante nada ni ante nadie, tengo unas ganas enormes de contar mi vida a otros y gritarles: ¡Es verdad! Cristo ha resucitado y yo soy testigo de todo eso. Yo respeto tu vida, pero ¿Te vas a perder esta experiencia maravillosa que yo estoy viviendo?  ¿Por qué no pruebas? Dios te está llamando.

3.– El Cristo que se va, no huye del mundo; se queda siempre con nosotros (Mt. 28, 20).

Son bellas las palabras del Papa Benedicto: “La ascensión no quiere decir que el Señor se ha ido a un lugar alejado de los hombres y del mundo. No es un viaje en el espacio hacia los astros más remotos. Significa que Él pertenece ya totalmente a Dios. Él, el Hijo eterno, ha conducido nuestro ser humano a la presencia de Dios. Su humanidad (y en ella estamos también nosotros) ha entrado en la vida trinitaria. Todo lo humano (la creación, el trabajo, el cariño), en Cristo Resucitado, llega a su destino definitivo. Y termina el Papa Benedicto:” Nosotros podemos alejarnos interiormente de Él, podemos vivir dándole la espalda, pero Él nos espera siempre y está siempre cerca de nosotros”. Por eso tenemos que mirar al cielo como la “exaltación de la humanidad”. Esta nuestra vida frágil, maltrecha, vulnerable, ha llegado a plenitud. Este Cristo ya Resucitado y ascendido a los cielos, tira de nosotros, nos anima y nos seduce.

PREGUNTAS

1.– La misión nace del encuentro con el Resucitado. ¿Busco una experiencia fuerte con Jesús, para poder anunciarle?

2.- ¿Me da gozo el pensar que todo lo que vivo aquí en este mundo (amistad, familia, trabajo, solidaridad) lo voy a encontrar allá en plenitud?


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