sábado, 5 de marzo de 2022

I Domingo de Cuaresma Ciclo C - (6 de marzo de 2022)

 


Lecturas I Domingo de Cuaresma Ciclo C, 6 de marzo de 2022


“No tentarás al Señor, tu Dios


 PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 26, 4-10





Dijo Moisés al pueblo:

—«El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios.

Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:

«Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.

Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa.

Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.

El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos.

Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.

Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado».

Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15

R. Está conmigo, Señor, en la tribulación.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.

Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R. .

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré». R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 8-13





Hermanos:

La Escritura dice:

«La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón».

Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos.

Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás.

Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:

«Nadie que cree en él quedará defraudado».

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan.

Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará».

Palabra de Dios.

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Lucas 4, 1-13





En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.

Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.

Entonces el diablo le dijo:

—«Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan».

Jesús le contestó:

—«Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre»».

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:

—«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».

Jesús le contestó:

—«Está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto»».

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:

—«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras»».

Jesús le contestó:

—«Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios»».

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

No cabe duda de que las tentaciones son un atentado contra la auténtica libertad del hombre. No somos libres del consumismo, ni del afán de triunfar, ni menos de la obsesión por el poder. Sólo Jesús, venciendo estas tentaciones, nos abre el camino de la libertad y, por consiguiente, de la verdadera felicidad, aunque nos resistamos a aceptarla. Lo decía muy bien Dostoievski en el gran Inquisidor: «Quieres ir por el mundo con las manos vacías, predicando una libertad que los hombres…no pueden soportar; una libertad que atemoriza, pues no hay ni ha habido jamás nada más intolerable para el hombre y la sociedad que el ser libres”. 

PRIMERA TENTACIÓN:  La del hombre que se resiste a ser el hombre que Dios quiso que fuera.  El hombre de todos los tiempos quiere vivir de pan, de pan solo y nada más. Se conforma con tener satisfechas todas sus necesidades materiales, la de sus instintos, como los animales. Es la sociedad de consumo, la del culto al cuerpo, la sociedad del bienestar. No le interesa el bien-ser. Está a gusto en la inmanencia, en el más acá, en el pasarlo bien sin preocuparse de más. Jesús, venciendo esta tentación, le dice que hay en el hombre algo que supera al hombre. Le dice que existe otro tipo de “pan”.  Jesús no se conforma con que el hombre recorte sus capacidades, estreche sus horizontes, se corte las alas que Dios le dio para volar por la inmensidad de los cielos, en vuelo vertical. En el salmo 8, el hombre contempla las maravillas de la creación y, tal vez en una noche serena, llena de estrellas, él mismo se hace esta pregunta: ¿Qué es el hombre? Ya por el hecho de preguntar está dando la respuesta. Los seres inanimados no pueden hacer preguntas. Los animales, tampoco. Sólo el hombre puede preguntar por tanta belleza, por tanta grandeza, y quedar anonadado y sin respuesta. La pregunta quedó abierta. La respuesta la dio Pilato cuando dijo: “He ahí el hombre”.  El hombre auténtico, el hombre perfecto, el hombre libre, el modelo y paradigma del hombre.  Sólo el hombre que siga a Jesús podrá llegar a una vida en plenitud.

SEGUNDA TENTACIÓN.  La del hombre que busca el poder por encima de todo. En las otras dos tentaciones el demonio usa la lógica y se apoya en la Palabra de Dios, aunque mal interpretada. En esta pierde la lógica. ¿Quién es él para ofrecer los reinos del mundo? ¿Dónde ha adquirido el derecho de propiedad? Sin embargo, conoce bien el corazón humano y sabe la fuerza que ejerce el poder sobre las personas.  Lo vemos en los políticos que, cuando tocan poder, hacen lo posible e imposible para mantenerse. El pueblo puede sufrir, puede pasar hambre, puede emigrar a otros pueblos. ¡No importa! Lo que importa es gastar el presupuesto en defenderse y mantenerse en el poder.  En nuestro mundo todos desean tener más, llegar más alto, acumular más influencia y poder, nadar en el éxito y alcanzar mayores cotas de popularidad. También la Iglesia debe pedir perdón por el abuso de poder. El Papa Francisco habla constantemente contra los “carreristas”, los que buscan medrar y hacer carrera con lo religioso. No sea así entre vosotros. Quienes hemos decidido seguir a Jesús hemos de aprender a poner los pies allí donde el Maestro ha pisado primero. Y su huella es la del servicio, la disponibilidad, la acogida incondicional. El que vino a servir y no a ser servido nos ha mostrado el camino para darle la vuelta a la realidad. También para hacer emerger un nuevo modelo de Iglesia que ofrezca esperanza al mundo porque propone, con toda verdad, un modo alternativo de vivir. Más auténtico, más creíble, más audaz.

TERCERA TENTACIÓN.: La del hombre que quiere vivir de privilegios.Jesús pudo aprovecharse del privilegio de ser Hijo de Dios. Se podía tirar del pináculo del Templo sin hacerse daño porque estaba escrito: «te sostendrá en sus manos para que tu pie no tropiece en la piedra” (Salmo 91,12).  Pero Jesús no quiso jugar con ventaja, ni vivir de privilegios. Pasó por la vida “como uno más, como uno de tantos” (Fil.2,7).  La gran tentación humana es pretender ser más, sobresalir, buscar influencias. Esto que aparece en el mundo civil, también se da en el mundo eclesiástico. S.S el Papa Francisco constantemente nos está hablando del pecado de “clericalismo”.  «Solo una Iglesia liberada del poder y del dinero, libre de triunfalismos y clericalismos testimonia de manera creíble que Cristo libera al hombre. Y quien, por su amor, aprende a renunciar a las cosas que pasan, abraza este gran tesoro: la libertad. No se queda enredado en sus apegos, que cada vez le piden algo más, pero nunca dan paz, y siente que el corazón se expande, sin inquietudes, disponible para Dios y para los hermanos». (Discurso del 5 de mayo de 2018). Jesús rechazó con fuerza un mesianismo “triunfalista”.

Precisamente el evangelista Lucas ha cambiado el orden de las tentaciones y ha puesto ésta al final, probablemente para terminar en Jerusalén, según su esquema teológico. Desde un punto de vista práctico, está muy bien que el Mesías auténtico termine en una Cruz. Sólo desde la cima del amor sacrificado y desinteresado, ejercerá su poder. “Cuando yo haya sido elevado en alto, atraeré a todos hacia mí” (Jn. 12,32).


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