jueves, 9 de diciembre de 2021

III Domingo de Adviento Ciclo C - 12 de diciembre de 2021.

 


Lecturas III Domingo de Adviento Ciclo C

 


 PRIMERA LECTURA   

Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a





Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos.

El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.

Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.

El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva.

Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta».

Palabra de Dios.

 

Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd, 5-6 

R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel».

El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R. .

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 4-7




Hermanos:

Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.

Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.

El Señor está cerca.

Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Palabra de Dios. 

EVANGELIO

2 cruzLectura del santo evangelio según san Lucas 3, 10-18






En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:

—«¿Entonces, qué hacemos?».

Él contestó:

—«El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:

—«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?».

Él les contestó:

—«No exijáis más de lo establecido».

Unos militares le preguntaron:

—«¿Qué hacemos nosotros?».

Él les contestó:

—«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga».

El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Al tercer Domingo de Adviento se le denomina “Domingo de la alegría”. Así lo expresa la primera lectura del profeta Sofonías: «Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel”. Y la segunda de Pablo nos invita a “estar siempre alegres”. La alegría es una especie de agua fresca y transparente  de manantial, que inunda toda la liturgia de este día. El evangelista Lucas nos va a señalar el camino de la verdadera y auténtica alegría.

1.– La gente preguntó a Juan: ¿Qué hacemos? El verbo “hacer” es el verbo de la verdad. Muchos se pasan la vida conjugando el verbo “hablar”. Ahí tenemos a los “parlamentarios”. Otros se entretienen con el verbo “pensar”.  Son los filósofos y los sabios. A otros les va bien el verbo “soñar”. Son los poetas. El cristiano opta por el verbo “hacer”. ¿Qué debo hacer? Es la pregunta de Pablo al Señor después de su conversión ¿Qué quieres que haga? (Hechos.9,6) Los que escuchan las palabras y no las ponen en práctica se parecen a unos “necios que edificaron su casa sobre arena”. Toda su vida se arruinó (Mt. 7,26-27).

2.– El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene. No basta con querer hacer cosas buenas, sino que San Lucas es muy concreto: Esto hoy día significa: el que tenga dos vestidos, que dé uno; el que tenga dos coches que dé uno; el que tenga dos casas, que dé una; el que tenga dos puestos de trabajo ceda uno al que no tiene ninguno.  Y, en seguida, vienen las objeciones: ¿Qué pecado es tener dos viviendas, dos coches, etc, si lo he conseguido con un dinero justo?  Todo eso podría estar bien si todo el mundo tuviera cubiertas las necesidades más elementales. El problema está en usar tranquilamente las cosas superfluas sabiendo que otros hermanos míos no tienen las necesarias. Esto es muy difícil de explicar. Lo entendemos los que hemos vivido años en países del “tercer mundo”. El hecho de haber nacido en un país pobre, ¿puede quitar a sus habitantes el derecho de tener una comida, un vestido, unos zapatos, una escuela, una vivienda humilde, un hospital?  Esos, también son hijos del mismo Padre que hace salir el sol y manda la lluvia para todos.  ¿Qué pecado han cometido los que han nacido en un país pobre?  

3.– Con todo, la liturgia de hoy nos invita a la alegría. La alegría llega a este mundo porque viene Dios a reinar. Y el reino de Dios es un reino de fraternidad, de libertad, de solidaridad. Y los seguidores de este Reino son los auténticamente felices. Los pobres no son felices por el hecho de ser pobres. Pueden ser felices porque tienen a Dios como suprema riqueza de su vida y saben que es un Padre que quiere inmensamente a sus hijos y no puede tolerar que nadie se muera de hambre. Jesús ha venido a servir, a crear fraternidad, a sanar, a quitar pesos que oprimen a la gente. Pero para ser felices no basta que sepamos esas bellas enseñanzas. Hay que ponerlas en práctica. Después del lavatorio de los pies, Jesús dice esta frase: «Y sabiendo, como sabéis, estas cosas, seréis felices si las cumplís” (Jn. 13, 17).

PREGUNTAS

1.- ¿Qué verbo uso más en la vida: el verbo pensar, el verbo hablar o el verbo hacer?

2.- ¿Me gusta concretar mis compromisos? ¿O me conformo con decir que tengo que ser bueno?

3.– Todos queremos ser felices. Pero, ¿estoy convencido de que lo voy a ser por el camino que llevo? ¿En qué debo cambiar?





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