SOLEMNIDAD DE LA
INMACULADA CONCEPCIÓN.
Estimados Hermanos: Paz y Bien.
Una de las fiestas más entrañables y populares de la Virgen María, sin duda es, la de la Inmaculada Concepción o de la Purísima.
En el Tiempo del Adviento, es una figura central, ya que Ella, esperó como nadie al Mesías esperado de las naciones.
Ella que escuchó y acogió la Palabra
de Dios, nos enseñe a también escuchar y acoger esa misma Palabra que se
encarnó en su Bendito Seno.
La Festividad de la Inmaculada, es una fiesta muy arraigada en el pueblo
español de la que es Patrona.
España, junto con los franciscanos,
ha sido uno de los países que han defendido siempre que María de Nazaret, ha sido escogida por Dios para ser la Madre de
Jesús, el Mesías, el Señor, el Salvador del mundo, y que por eso la creó sin
mancha de pecado y la preservó de todo mal.
Muchos pueblos de la geografía española la tienen como titular de las
parroquias, colegios o como patrona, así como algunas ordenes religiosas que forman parte de la iglesia.
También es patrona y titular de la provincia franciscana creada tras la
unificación el 1 de enero de 2015, de la Provincia Bética, Provincia de
Cartagena, Provincia San
Gregorio Magno de Castilla, Provincia San
Salvador de Horta de Cataluña, Provincia de
Granada Nuestra Señora de Regla, Provincia San
José de Valencia, Aragón y
Baleares y Custodia San
Francisco Solano., a excepción de la
gallega y la del País Vasco, adoptó el nombre de Provincia Franciscana de la Inmaculada.
Hay otro acontecimiento que nos ayuda a entender la gran devoción que el pueblo español le tiene a la Inmaculada y es
el siguiente:
En España, el origen de esta Festividad tiene un carácter bélico, además de
religioso. Está relacionada con el Milagro
del Empel, o la Batalla de
Empel, un suceso acontecido entre el 7 y 8 de diciembre de 1585, a
raíz del cual la Inmaculada Concepción
fue proclamada patrona de los Tercios españoles y actual infantería española.
De acuerdo con la tradición, el 7 de diciembre de 1585, el Tercio del
Maestre de Campo, Francisco Arias de Bobadilla, compuesta por unos cinco mil
hombres, combatía durante la Guerra de los Ochenta Años en
la isla de Bommel, concretamente en el monte de Empel. Los españoles
se enfrentaban a sus enemigos en condiciones muy adversas, pues, además
del estrechamiento del cerco, había de víveres y ropas secas.
Sin embargo, esa noche un soldado español se encontró con una imagen
de la Virgen mientras cavaba una trinchera. Era una tabla flamenca
que reflejaba la Inmaculada Concepción
de María. Inmediatamente, el ejército improvisó un altar a la Virgen y
paso toda la noche rezando. A la mañana siguiente, el agua del río Mosa se
había congelado gracias a un viento inusual y tremendamente frío que sopló por
la noche, por lo que las tropas españolas pudieron huir. Marchando sobre
el hilo, atacaron por sorpresa a sus enemigos y obtuvieron una victoria
que se antojaba imposible.
Desde ese año, la Inmaculada
Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia,
aunque en España se celebra desde 1644, cuando oficialmente se empezó a
rememorar lo sucedido en la Batalla de Empel. En cambio, la festividad no fue
declarada como tal por el Vaticano hasta 1854, cuando Pio IX a
través de la carta apostólica ‘Ineffabilis
Deus’ declaró el dogma de la Inmaculada Concepción de la
Santísima Virgen María. “Fue España la nación que trabajó más que ninguna otra
para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María”, manifestó en la el 8 de diciembre de 1857 en la
inauguración de un monumento a la Inmaculada en la Plaza de España, en Roma.
Que la Festividad de la Inmaculada Concepción, no sea una fiesta más del calendario, y que sea una forma de ver el Amor de Dios, y que sirva para reflejarnos en la figura de la Virgen María, cada día en la encarnación del proyecto del Amor de Dios, y que se sepamos valorar el papel de Ella, que supo esperar y desempeñar el papel de ser la madre del Hijo de Dios.
Un abrazo.
Fr.
J. Jordi Escrivá, ofm
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